Luis Carlos Villalpando Gallegos / Juicio a la Nueva Escuela Mexicana

AutorLuis Carlos Villalpando Gallegos

Uno de los juicios más emblemáticos de la historia de la humanidad fue aquel en donde Sócrates, el gran filósofo griego, realizó una perfecta disertación defendiéndose con pulcritud de los cargos que se le imputaban.

Convenció a los oyentes de su inocencia y la sentencia final fue que él eligiera su condena: salir libre con la condición de jamás volver a filosofar o beber la cicuta y morir. Sócrates, en un acto de respeto a sí mismo, de lealtad a sus ideales y convicciones, eligió morir antes que negar su razón de ser.

Algo similar está sucediendo con la Nueva Escuela Mexicana (NEM) con una pequeña pero gran diferencia: no se le ha dado derecho de réplica. A la NEM ya se le condenó y ni siquiera se le permitió existir. Además, como Sócrates, no se le ven indicios de querer modificar sus ideales.

¿Hasta dónde una reforma educativa es una acción política y no humanista? ¿Quién pone esos límites que, desde mi punto de vista, han faltado en las últimas semanas?

Los posicionamientos políticos han contaminado una propuesta educativa que, a priori, contenía nuevas formas de ver el mundo, ideologías, les llaman algunos -y no me refiero a alguna en particular-. Y es precisamente en este terreno en donde es bienvenido el debate.

Usted, amable lector, podrá estar de acuerdo o no con que se eduque en el respeto a la diversidad y los Derechos Humanos. Es lógico que haya personas a favor o en contra de estas formas de entender el mundo.

Sin embargo, ¿en qué nos basamos para participar en este debate? ¿Por qué estamos a favor o en contra de los contenidos de la Nueva Escuela Mexicana? ¿De dónde surgen nuestras convicciones? ¿También son parte de una ideología? Y de ser así, ¿cuál es la ideología válida hoy en día? ¿Usted aceptaría morir por sus ideales, como Sócrates?

Hace unos días las autoridades educativas locales tomaron la decisión de entregar a las escuelas los Libros de Texto Gratuitos sin contemplar la entrega del libro para docentes, llamado "Un libro sin recetas para el maestro y la maestra".

El primer argumento para tomar esta decisión es la alta carga ideológica que contiene este libro. Pero ¿por qué eso sería un problema? ¿Se pretende que los y las docentes no tengan ideas o es una ideología distinta a la nuestra y no la validamos? ¿En qué se convierte un profesional de la educación cuando carece de una ideología?

El otro argumento fue que el libro no contempla...

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