Luis F. Aguilar / Diciembre

AutorLuis F. Aguilar

El mes de diciembre es distinto, tiene una atmósfera diversa, por lo menos para los que en este país pueden aún llevar una vida normal, sin sobresaltos y sin la intimidación de las armas del crimen. Lo distinto de diciembre se debe en mucho a que cierra y abre un tiempo de nuestras vidas, nos induce a hacer un balance entre nuestros logros y nuestras inconclusiones, critica lo poco o lo mal hecho y reactiva proyectos y esperanzas. Nos hace también recordar los momentos tristes de conflictos, rupturas, absurdos hechos violentos, pérdidas de amigos y seres queridos, así como nos trae a la memoria encuentros gratificantes, descubrimientos, nuevas decisiones. Anímicamente es sereno y alentador vivir en diciembre un fin del tiempo que no es el final, saber que el año termina su cuenta pero que el tiempo sigue adelante y abre nuevos horizontes y oportunidades. No hay aún nada cerrado, terminado.

Diciembre también es diverso por otra razón, porque nos hace recordar la importancia que tienen las creencias religiosas para la convivencia y la supervivencia de la sociedad. Son impresionantes los festejos que en honor de la Virgen de Guadalupe tienen lugar en todos los barrios, pueblos y ciudades del país, así como nos hacen reflexionar los millones de peregrinos que caminan hacia el Santuario de Guadalupe cargando con sus problemas, sufrimientos y aspiraciones, en búsqueda de esperanza, orientación, ánimo. Es también motivador ver cómo en ocasión de la fiesta de Navidad, Año Nuevo, los Santos Reyes se renuevan los vínculos de cordialidad, afecto, pertenencia, unidad en nuestras familias, en los círculos de amigos y en las organizaciones en las que nuestra vida laboral se desenvuelve. Se pueden encontrar argumentos para distanciarse de las manifestaciones religiosas y hasta criticarlas, pero los vínculos morales y afectivos que las fiestas de diciembre reactivan nos recuerdan que lo que llamamos sociedad, orden social, integración social es el efecto de numerosos factores y está formado por diversos componentes, uno de los cuales son las creencias religiosas y las convicciones morales de sus ciudadanos.

El tejido social está hecho de hilos de coacción y fuerza, así como de hilos morales y afectivos, fabricados por nuestras decisiones libres. Todo orden social se sostiene por la fuerza del Estado, por la aplicación imparcial y fría de las leyes, por el bloqueo al delito y la violencia aun mediante el uso de la fuerza. Pero el orden social se sostiene...

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