Lucrecia Lozano / Los intocables

AutorLucrecia Lozano

En los años 60 se proyectó exitosamente la serie de televisión Los Intocables (The Untouchables). En ella, un grupo de policías incorruptibles, encabezados por el acucioso Eliot Ness, jefe del Grupo Federal Especial de la Policía, combatía al crimen organizado en la ciudad de Chicago durante la violenta década de los 1930.

También desnudaba al corrupto entramado institucional que encubría las actividades de la poderosa mafia, la cual actuaba en el pantanoso terreno de la ilegalidad y se enriquecía a la sombra de la Ley Seca en los años de la Prohibición.

Como debía ocurrir en una serie de esa época, no importaban los obstáculos ni la asimetría de fuerzas entre los hombres del orden de Ness y los gángsters: al final de cada capítulo los buenos triunfaban y los malos recibían su justo castigo.

El programa se inspiró en el libro homónimo y de memorias que escribió el verdadero Ness, el investigador que logró la captura y condena de Al Capone, rey del hampa, por evasión de impuestos.

En el primer capítulo, tras el encarcelamiento de Capone, Ness y sus hombres se preguntan quién ocupará el trono vacío que dejó el capo de capos. Sin deliberar mucho, concluyen que cualquiera de los mafiosos vivos podrá hacerlo porque los hampones "crecen demasiado rápido".

En nuestro país no existe un grupo comprometido en una lucha implacable contra el crimen organizado como los Intocables de la televisión.

Sectores del Ejército y la Marina en los últimos años han perseguido, disuelto o eliminado a grupos criminales ante la incapacidad y falta de efectividad de la policía y los cuerpos de seguridad.

No obstante, el alcance de sus acciones es limitado, pues la estructura institucional del país está infectada por la corrupción y la impunidad, males oficiales que neutralizan la lucha contra el crimen.

Pese a las ofensivas gubernamentales, el crimen organizado crece y se diversifica "demasiado rápido", como dirían Ness y sus Intocables, al tiempo que se torna más sofisticado y complejo y la corrupción oficial se profundiza y extiende. A diferencia de la ficción televisiva, en nuestra vida...

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