Lucrecia Lozano / Fin de época

AutorLucrecia Lozano

Chile fue el país pionero de América Latina en aplicar, desde 1976, las primeras políticas de corte neoliberal que en la década siguiente se extendieron en la región y en el mundo de la mano de la globalización.

Las medidas que integraron el decálogo del renovado liberalismo económico, como la apertura económica y comercial, la liberalización de precios, las privatizaciones, la flexibilización laboral y la desregulación financiera, fueron consideradas la fórmula del éxito económico y el camino para alcanzar el crecimiento sostenido.

Las políticas de libre mercado propiciaron un auge sin precedentes del comercio internacional y los mercados financieros globalizados.

Ese proceso, sin embargo, también tuvo elevados costos sociales y económicos.

La apertura económica y comercial provocó el cierre de numerosas empresas, poco preparadas para competir en el ámbito internacional, mientras que la liberalización de los precios impactó a los salarios y al ingreso familiar, al incrementarse el precio de los bienes y servicios que durante décadas se beneficiaron con los subsidios públicos y la regulación oficial.

La globalización tampoco evitó el estallido de crisis financieras, como la del 2008, cuyas secuelas aún se viven con la caída del crecimiento mundial, la amenaza latente del desempleo, la precarización de los salarios, la inestabilidad laboral y la marginación de amplias regiones del mundo.

Pese a que los teóricos de la globalización especularon que ésta podría resolver los problemas de la pobreza y el rezago económico gracias al crecimiento y a una mayor generación de recursos, el resultado final ha sido diferente, además de contradictorio.

Es innegable que en las últimas cuatro décadas millones de personas en Asia y en América Latina dejaron atrás la pobreza y se incorporaron al mercado, pero también es cierto que la desigualdad se incrementó a nivel global y nacional, y que la concentración de la riqueza se acentuó.

Quienes lograron salir de la pobreza hoy reclaman más participación e inclusión política, mayores beneficios y mejor reparto de la riqueza. Pero ocurre que la incapacidad de muchos políticos para entender y atender esas demandas está provocando que el descontento social se desborde, y que las vías institucionales sean...

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