Lucrecia Lozano / Bailadores

AutorLucrecia Lozano

Recibí un correo electrónico con un texto que señalaba "¿cuál de ellos es mexicano?" e incluía dos archivos con imágenes de video.

En el primero de ellos se observa a un esbelto cadete de la guardia real noruega realizar maniobras con su fusil. Como música de fondo se escucha la clásica pieza de jazz "Take five", de Dave Brubeck. En posición erguida y con una precisión asombrosa, el joven guardia gira el arma con ambas manos y la desplaza a los lados de su cuerpo. Los movimientos son tan rápidos que el fusil dibuja en el aire una estela similar a la que forman las hélices encendidas de un aeroplano. Al concluir su breve rutina, el recluta se mantiene firme y marcial, con los brazos portando el arma en posición vertical.

En el segundo video se ve a dos policías en la orilla de una carretera. También hay música de fondo. Parece un sonoro ritmo colombiano con una letra difícil de entender. Uno de los policías, con un rostro típicamente mexicano y notorio sobrepeso, inicia un pausado y cadencioso baile al ritmo de la música mientras toma su fusil como si fuera un acompañante o un apoyo. Jocoso, mueve las caderas frente a la cámara. Da un giro sobre sus pies, se agacha y se levanta haciendo contoneos entre risas divertidas que son secundadas por un compañero.

No pongo en duda que quien se tomó la molestia de reunir las dos imágenes lo hizo con la intención chusca o maliciosa de hacer evidentes las diferencias en la actitud y desempeño de los protagonistas de los videos. Admito que la conducta de uno o más sujetos de cualquier grupo no es sinónimo del comportamiento del conjunto de los miembros del mismo. Pero también es cierto que, a fuerza de repetirse, ciertas conductas tienden a establecer patrones y estereotipos.

A diferencia de Estados Unidos, por ejemplo, en donde el ciudadano promedio suele mostrarse respetuoso de la policía y los agentes responsables del tránsito, en México es común que despreciemos su trabajo y los veamos como personas poco capacitadas y con una actitud propensa al abuso del poder y la extorsión.

Por supuesto que puede ser gracioso...

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