Lucrecia Santibáñez / Coscorrones

AutorLucrecia Santibáñez

Esta semana, los legisladores nos dieron dos fuertes razones más para encomendarnos, con el más ardiente fervor, a la Virgen Morena.

Nuestros ilustres diputados ahora nos propinan un tremendo coscorrón, a la Mario Marín, con una reforma que permitiría "(el allanamiento de) una casa habitación, sin necesidad de una orden judicial, en caso de que esté en riesgo una vida, ya sea de manera evidente o por información de terceros".

Cualquier policía, alegando casi cualquier cosa, puede meterse hasta su cocina, hurgar su clóset y vaciar sus cajones. En este país, donde los policías brillan por su capacidad, honradez y amplio criterio, que los diputados hayan aprobado estas disposiciones es inaudito. Un simple chisme de vecinos malintencionados puede ocasionar que la policía entre a su casa y la deje hecha un tiradero. En el mejor de los casos.

Se supone que la reforma dará más elementos para combatir el crimen organizado. El problema es que el crimen organizado está en todas partes. Es cierto que el narcomenudeo llega a operar desde el baño de la señora con cara de santa, pero los peces gordos no están ahí. Están en los aeropuertos, en las aduanas, en los bancos, en el ejército, en la política y en el mismo sistema judicial. ¿Ésos también podrán catearse sin necesidad de orden judicial?

Esta reforma amenaza nuestros derechos ciudadanos y merece la más seria consideración. Y, para discutirla, después de que los diputados la aprobaron sin reservas, algunos senadores optaron por prepararse intensamente... en el bar. Tantos millones gastados en campañas, sueldos y prestaciones, para no recibir a cambio ni el mínimo decoro y respeto por la institución y sus representados. La Virgen de Guadalupe nos proteja.

Los diputados, al mismo tiempo que se encargaban de darle en la torre a nuestros derechos, se dieron también a la tarea de terminar por acabar con una de las pocas instituciones ciudadanas (semi) creíbles en este país: el IFE. El trámite de selección de candidatos fue oscuro, arrogante y por momentos insultante. ¿Quién les cree a los diputados que el proceso fue meritocrático y que las supuestas "calificaciones" servían para algo? Las grillas...

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