Luchan en Chiapas contra discapacidad

AutorMaría Teresa del Riego

NUEVO CHAPULTEPEC / Chiapas

En Chiapas, la discapacidad y la marginación van de la mano, principalmente en las comunidades rurales donde se registran más casos de niños indígenas con algún tipo de impedimento físico o mental.

Por ignorancia o por creencias religiosas, los menores se enfrentan al rechazo de sus familiares, que en ocasiones los esconden sin darles la oportunidad de rehabilitarse.

"La discriminación que viven los menores en las zonas rurales puede ser brutal. Por ignorancia, se confunde la discapacidad física con la mental, creen que no piensan, no los mandan a la escuela, no tienen ninguna oportunidad de desarrollarse.

"La mayoría crece en medio de la miseria y el rechazo, sin esperanza alguna", explica el antropólogo Jorge Morales Nájera, director del Centro de Rehabilitación Infantil Comunitario Nueva Poza Rica (CRIC), que actualmente atiende a 60 niños de 20 comunidades de alta marginación.

Factores como la dispersión poblacional, el ocultamiento de la situación por parte de las familias y la falta de acceso a los servicios de salud impiden conocer el número de infantes que sufren esa condición en Chiapas.

De acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda en el 2000 había 49 mil 823 chiapanecos discapacitados, de los cuales 8 mil 412 tenían de 0 a 14 años.

El Instituto de Desarrollo Humano de Chiapas tiene un registro de 38 mil discapacitados que son atendidas en las cabeceras municipales, pero no proporcionó cifras sobre los niños indígenas.

Jorge Morales señala que en la zona de Las Margaritas, donde se encuentra el CRIC, han encontrado al menos dos niños con discapacidad por comunidad.

Por otra parte, trabajadores de la Secretaría de Desarrollo Social señalaron que en la zona fronteriza hay un registro de 300 personas con discapacidad, la mayoría de 0 a 15 años, y advierten que más de la mitad de los afectados nunca ha recibido atención por parte de las autoridades.

Un ejemplo es Carolina, quien hace tres años nació con mielomeningocele, un trastorno congénito que le impedirá caminar y que pudo ser provocado por la falta de ácido fólico en la madre.

La niña creció en la espalda de doña Basilia y en los brazos de sus seis hermanos que viven en esta comunidad del municipio de La Trinitaria. Hasta hace unos días pudo sentarse en una silla de ruedas después de ser operada, gracias a la intervención del CRIC.

Sin embargo, las piedras, el lodo y lo estrecho de las puertas de los minúsculos cuartos de madera de techo de...

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