LUCES, CÁMARA, ATENCIÓN / Realidad angustiante

AutorOlivia E. Núñez

Crudo, angustiante, indignante e intensamente abrumador es el relato que podemos ver en Después de Lucía. Una cinta que narra las vivencias de Alejandra, una adolescente que, luego de perder a su madre, enfrenta un ambiente de hostigamiento en su escuela a raíz de un video de ella, publicado en las redes sociales sin su consentimiento.

Un filme que muestra los patéticos riesgos que se derivan de haber permitido que la violencia sea parte de las relaciones cotidianas.

El bullying o acoso escolar es tan lamentable como real. Llamarle "cuatro ojos" a un chico que necesita usar lentes, poner apodos, burlarse de otros por su físico o por su forma de actuar es una conducta indignante y que ha existido siempre, porque es el cauce por el cual los chicos desahogan la violencia y abuso del que seguramente ellos también han sido víctimas.

Pero hoy no estamos hablando de esos hechos despreciables y conocidos. Estamos hablando de un incremento inadmisible de crueldad y saña con la que muchos niños, adolescente y jóvenes se relacionan con otros hasta lograr su aniquilamiento.

El bullying no sólo es un fenómeno mucho más frecuente, sino que es también más cruel y salvaje y ocasiona una destrucción psicológica, afectiva y a veces física (porque no son pocos los casos que terminan en suicidio), que ha alcanzado niveles escalofriantes. Según datos del INEGI, el 40 por ciento de los jóvenes sufren de bullying en algún momento de su educación básica, lo cual es resultado de entornos hostiles.

Aunado a esto, es también cierto y atroz que los medios de comunicación y las redes sociales se han convertido en un arma de destrucción...

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