Lorenzo Meyer/ El Presidente y su partido

AutorLorenzo Meyer

Novedad

Es inevitable, por lo fuerte del contraste con el régimen que murió el 2 de julio del 2000, que los analistas pongan atención en la naturaleza de la relación que se ha establecido en el nuevo entre el Presidente y su partido. Es una relación de independencia relativa que resulta inédita, y que va a afectar el carácter de la política mexicana en los años por venir.

Un claro ejemplo de lo difícil que puede llegar a ser la relación entre el jefe del Poder Ejecutivo y el PAN, tuvo lugar apenas el mes pasado.

De no haber sido por la ausencia el 22 de marzo de un puñado de diputados panistas, es posible que la dirigencia de su partido hubiera ganado la votación que buscaba impedir la presencia en el recinto parlamentario de los comandantes insurgentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y con eso se hubiera creado un obstáculo a la política del Presidente Fox para negociar la paz con los indígenas rebeldes.

Para entender la combinación de apoyo y rechazo entre el Jefe del Poder Ejecutivo y la directiva del partido blanquiazul, es útil fijarse menos en el Presidente y más en su partido. Un enfoque que puede explicar mucho la relación Fox-PAN es la historia de la actitud de ese partido frente al poder político en general y las divisiones que tan pesado tema ha producido en su interior.

En el Origen

El origen de Acción Nacional es el de un "modesto y honrado partido de oposición". En 1939 y tras varios años de reflexión, quien fuera un joven y brillante tecnócrata de Chihuahua al servicio del igualmente joven régimen de la Revolución Mexicana, Manuel Gómez Morín, decidió convocar a un pequeño grupo de sus iguales -profesionistas urbanos, católicos pero no fanáticos y sí ilustrados- para dar forma a una agrupación política que confrontara, aunque sólo fuera en el plano de los valores e ideas, a las política populistas del cardenismo.

Para los de Acción Nacional -el nombre es similar al de una agrupación ya existente en España- el papel dominante del Estado y la política de masas (reforma agraria, organización sindical), eran una ofensa a sus valores de clase media.

Para 1939, la derecha había acumulado una historia de descalabros: la caída del régimen oligárquico de Díaz, el fracaso de la contrarrevolución huertista, felixista y del Partido Católico y la derrota de la rebelión cristera.

El PAN fue la búsqueda de un camino nuevo; un intento de organizar una alternativa intelectual y moral al régimen de la Revolución Mexicana, pero no disputándole la primacía con las armas o en el terreno de las masas, sino de las ideas, los valores y la legitimidad.

Frente al énfasis en lo colectivo y estatal del cardenismo, el PAN propuso el énfasis en lo individual -libertad...

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