Lorenzo Meyer / Pensiones

AutorLorenzo Meyer

El problema

En el decenio de los 40 del siglo pasado, cuando nació el Instituto Mexicano del Seguro Social, el grupo de mexicanos de 65 años o más no llegaba ni al 3 por ciento de una población de poco más de 20 millones, en tanto que los menores 15 años -los trabajadores del futuro- superaban el 40 por ciento. México era un país de jóvenes, con una esperanza de vida al nacer que apenas rebasaba los 40 años. En esas circunstancias, dar forma a un sistema de pensiones generoso para aquellos empleados en la economía formal -una minoría en un país rural- a través del IMSS, fue una decisión que tuvo bajos costos, pero generó un buen capital político al régimen. Seis decenios más tarde, ese arreglo ya es muy difícil de mantener y será imposible para el 2050, pues entonces no sólo habrá 132 millones de mexicanos, sino que el 25 por ciento de ellos tendrá 65 o más años de edad -muchos podrán jubilarse-, pero su esperanza de vida superará los 80 años, en tanto que la siguiente ola de contribuyentes, los menores de 15 años, serán apenas el 15 por ciento.

Hoy, el sistema público de pensiones de México está en tan malas condiciones que hace ya tiempo que se le debería de haber jubilado y sustituido por otro más adecuado a la realidad presente y por venir. En realidad, esa sustitución ya está en proceso, pero no en la forma ni a la velocidad que demandan la sensación de urgencia y el sentido de justicia.

Reestructurar el sistema de retiro de tal manera que evite el arribo de esa crisis mayor tan anunciada por los expertos -la imposibilidad material de cumplir los compromisos contraídos con cada vez más pensionados- no es tarea fácil, como ya lo mostraron las modestas reformas que se acaban de hacer a la estructura de retiro de los empleados del IMSS. Replantear la forma y contenido de todas las pensiones y servicios que otorga el Estado requiere presentar una buena opción, decidirse a afectar intereses creados y, sobre todo, plantear bien el problema, para generar apoyo ciudadano a la reforma.

De tiempo atrás, actuarios, demógrafos y otros profesionales en el campo de los sistemas de retiro vienen advirtiendo que la discusión del sistema público de pensiones debe entrar en la agenda de los grandes problemas nacionales y en uno de los primeros lugares. Los que hoy suenan la alarma -como es el caso de Roberto Ham Chande, de El Colegio de la Frontera Norte, y un grupo de colegas- advierten que desde hace tiempo los números simplemente no cuadran y que, en poco tiempo, México -como otros países- no va a poder hacerle...

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