Lorenzo Meyer / Muere lo valioso

AutorLorenzo Meyer

Hay cosas excepcionalmente valiosas entre nosotros que están muriendo como consecuencia del descuido y de las lacras que desde siempre plagan nuestra vida pública. Un buen ejemplo de esta tragedia es la biodiversidad: México tiene hoy un primer lugar en la extinción de especies, en el empobrecimiento permanente de una naturaleza que no sólo es nuestra sino del planeta en su conjunto. Por otro lado, los terribles vicios heredados del pasado persisten y prosperan, como son la imposibilidad de crecer a tasas que permitan superar el subdesarrollo, la corrupción o la impunidad. Sólo poniendo de cabeza lo que hoy es la esperpéntica normalidad se puede pensar en ganar el futuro para una vida colectiva digna, de calidad.

Desaparece lo que no debiera y es irrecuperable

En "Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America" (v. 102, n. 51, 20 de diciembre, 2005), aparece un dato terrible en sí mismo, pero que es indicador de un problema mayor, de eso que podemos llamar "el mal mexicano". El dato es éste: entre 89 países o regiones, el nuestro tiene el primer lugar en la tasa de especies amenazadas de extinción: mamíferos, aves, reptiles, anfibios y coníferas. Si en México hay cosas que deben permanecer y afianzarse, la biodiversidad es de las primeras.

En el caso de la ecología, la situación es particularmente grave por al menos tres razones. En primer lugar, porque México es una de las regiones del planeta con mayor biodiversidad -Chiapas, por ejemplo, tiene cuatro veces más diversidad en plantas vasculares que Gran Bretaña- y por ello la pérdida no es sólo nuestra (ver a Mittermier, R.A. y a C.G. Mittermeier en "México ante los retos de la biodiversidad", CONABIO, 1992). En segundo lugar, porque esa merma de formas de vida termina por ser irreversible, "la extinción es para siempre". En tercer lugar, porque esta devastación de la biodiversidad -tala de bosques o contaminación sistemática de tierras, aguas y aire- no es resultado de factores naturales e inevitables sino de la explotación abusiva a causa de la ignorancia y la pobreza o por corrupción criminal. El peligro ya se había advertido de tiempo atrás (véanse, por ejemplo, las publicaciones al respecto de los últimos 30 años de Arturo Gómez-Pompa, entre otras), pero los responsables políticos no actuaron -no actúan- para evitar el desastre.

El abuso y alteración irreversible del medio ambiente por el hombre tiene su raíz en una multitud de causas sociales, pero...

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