Lorenzo Meyer/ Escándalo

AutorLorenzo Meyer

Un concepto con varias definiciones

Entre las acepciones de la palabra "escándalo" está, desde luego, la que lo define como una ofensa a las creencias religiosas de otros. Sin embargo, el término es rico en significados y, otro de ellos, se refiere a la indignación que produce la ofensa al sentido mismo de lo que es lo que se considera moralmente apropiado, con independencia del factor religioso. Y resulta que en México hay varios buenos motivos de escándalo de este último tipo.

En las últimas semanas, la atención de los medios de difusión se ha enfocado hasta llegar al exceso, en el debate en torno la exhibición o no de un filme basado en una novela portuguesa del Siglo 19 y que se centra en varias de las debilidades de un joven sacerdote católico. Sin pretender entrar en esa polémica que mucho tiene de absurda, considero que lo verdaderamente escandaloso en el México de nuestros días está fuera de las pantallas, en la vida real.

Las cifras que acaban de publicarse sobre la pobreza en México y la desigualdad deberían movernos a la reflexión y a la acción sobre la naturaleza de nuestro proyecto nacional, pues los datos son una muestra de la incapacidad histórica para hacer de la justicia sustantiva la parte central de la función y de la razón de ser de las instituciones públicas mexicanas.

Pero hay algo más, una obra que acaba de publicarse: un libro de fotografías que se ofrece como una ventana para que propios y extraños puedan asomarse a algunos aspectos de la forma de vida que mantiene la pequeña minoría de mexicanos afortunados que no tienen que luchar contra la pobreza, sino que viven en islas de abundancia obscena. Y éste es otro indicador del enorme abismo que sigue separando a las clases sociales de nuestro país y que mantiene sin respuesta la interrogante histórica: ¿y México para qué? ¿Qué sentido y futuro tenemos como comunidad nacional?

De la combinación de las últimas cifras publicadas sobre la pobreza en México -53.7 millones de mexicanos son clasificados por instituciones oficiales como pobres- y la obra fotográfica de Daniela Rossell (Ricas y famosas, México: Océano, 2002) surge una razón muy fuerte, objetiva, para un escándalo auténtico en relación a la desigualdad social en México. Y, sin embargo, es posible que la distorsión de nuestra conciencia colectiva impida a algunos darse cuenta de la diferencia entre un escándalo epidérmico -el del filme que molesta a una parte de la Iglesia católica- y otro real que concierne a la razón de ser del proyecto nacional.

Las cifras de la pobreza

Justo al iniciarse la segunda parte del Siglo 20 mexicano, Nacional Financiera publicó un...

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