Cómo lograr textos administrativos y jurídicos que se entiendan fácilmente
Fecha de publicación | 23 Diciembre 2023 |
¿A quién no le ha ocurrido alguna vez, al rellenar un formulario oficial, no ser capaz de elegir una de las opciones por no entender cuál es la que se adecúa a su situación? ¿O tener que leer varias veces un párrafo de un comunicado administrativo hasta dejarlo por imposible?
Incluso los expertos y lingüistas están de acuerdo en que el lenguaje administrativo y jurídico destaca por su poca transparencia. A menudo es un lenguaje muy arcaico, altisonante, con formulaciones largas, falta de transiciones lógicas, uso de extranjerismos, acompañado por múltiples repeticiones, abreviaturas incomprensibles, ausencia o exceso de puntuación. Un ejemplo:
“Firme que sea inmediatamente esta Sentencia, librándose testimonio de la misma con expresión de su firmeza al RC correspondiente, a fin de proceder a la práctica de la anotación marginal de la misma en el asiento de inscripción matrimonial” (sentencia de divorcio).
Saber leer o conocer el idioma del texto no es suficiente para su comprensión. Algunos autores coinciden con que existe una complicación intencionada en los textos jurídicos, que crea ambigüedad de significado y confusión.
Según la Convención de Derechos Humanos de la Unesco, toda persona tiene derecho a la información. Los textos administrativos afectan a aspectos importantes de la vida de los ciudadanos. Si además tenemos en cuenta que muchos pueden tener diferente formación académica, capacidad cognitiva o incluso conocimiento del idioma, es evidente que estos textos deberían ser especialmente fáciles de entender.
Pautas europeas de lectura fácilUna de las vías para simplificar los textos administrativos y jurídicos sería aplicar las pautas europeas de la lectura fácil. La “lectura fácil” es una variante del lenguaje con una composición léxica y gramatical reducida a la que habría que “traducir” todos los contenidos escritos con información relevante para los ciudadanos.
Nuestro grupo de investigación es uno de los muchos que se dedican a la comunicación sin barreras. Otras organizaciones e instituciones se dedican a la simplificación de los textos.
El psicólogo cognitivo George A. Miller ya estableció en 1956 que el límite de procesamiento de la información en nuestra memoria a corto plazo es de entre 7 y 9 palabras. Un texto más largo sobrecarga la memoria.
La lectura fácil apuesta por palabras clave centrales utilizadas en un estilo neutro, preciso, cercano a lo cotidiano, evitando las nociones abstractas, los múltiples sentidos (polisemia), las expresiones metafóricas y la voz pasiva.
Cuando es imposible abandonar las expresiones especializadas, se ofrecen sus explicaciones. El lenguaje fácil rechaza el uso de abreviaturas (Avda.), acrónimos (ONG) o frases subordinadas largas. No es recomendable utilizar palabras largas terminadas en -mente (por ejemplo: normalmente), sino recurrir a las expresiones: “de forma normal”. No conviene usar el condicional o gerundio: mejor “debe” que “debería”.
Con estas pautas, el párrafo legal anterior se transformaría en lo siguiente:
“Se ordena que esta sentencia se haga firme de forma inmediata y quede registrada en el Registro Civil correspondiente. Se realizará su anotación al...
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