“Lo único que importa es que estamos juntos”

Inder Bugarin, corresponsalBRUSELAS, Bélgica, abril 13 (EL UNIVERSAL).- Cada vez que los hermanos Abdul y Achmed Statouf patean la pelota, se les desprende de su rostro una alegría que contrasta con el sufrimiento por el que han pasado a sus 12 y 14 años de edad, respectivamente.

“Aquí, aquí, pásala, pásala”, grita el zurdo Achmed, mientras recibe instrucciones del técnico holandés Jack Jacobse, durante un entrenamiento del equipo amateur de futbol SV Sluis.

El entusiasmo mostrado por los menores no es para menos; hace unos meses vivían en Siria bajo el infierno impuesto por el Estado Islámico. Hoy duermen con tranquilidad en una casa de interés social en el poblado de Sluis, al sur de Países Bajos, en donde radican junto con sus padres y su hermana tras haber recibido asilo.

“Lo único que importa es que estamos juntos”, dice a EL UNIVERSAL en un quebrado holandés, Achmed, al tiempo que le frota la nuca a su hermano menor.

Sin embargo, no todos los niños sirios en el exilio han corrido con la misma fortuna; algunos son separados de manera forzada de sus familias durante el caótico trayecto hacia Europa quedándose sin destino alguno, mientras que otros desaparecen dentro de las fortificadas fronteras europeas.

De acuerdo con el jefe de gabinete de Europol, Brian Donald, desde el estallido de la crisis migratoria hasta inicios de febrero pasado, unos 10 mil niños migrantes desaparecieron del radar de los servicios europeos.

Alrededor de 5 mil desaparecieron en Italia, una de las principales puertas migratorias de la Unión Europea; mientras que 1000 en Suecia, uno de los destinos predilectos.

El lunes pasado, el gobierno alemán reportó 5 mil 835 casos de menores refugiados "desaparecidos" el pasado año en el país, originarios en su mayor parte de Afganistán, Siria, Eritrea, Marruecos y Argelia; en tanto que la organización Defence for Children, reporta la desaparición de 110 menores de los centros de asilo de Holanda desde 2014.

Europol sostiene que algunos probablemente pararon con familiares o conocidos, mientras que otros están en manos de la delincuencia, particularmente en el circuito de la industria sexual.

“Simplemente no sabemos en dónde, ni con quién están, ni que están haciendo”, declaró Donald recientemente al diario británico The Observer.

Lo que sí es una realidad es que se trata de un escándalo que está teniendo lugar bajo los propios reflectores de los servicios europeos, afirma Marc Dullaert, Ombudsman de los Niños de Holanda...

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