Llenan de suspenso e intrigas el escenario

AutorLuis López

Mediante iluminación tenue, sonidos de violín melancólico y una ambientación gótica, el Grupo Quinto Sol Teatro dio vida a una historia en la que todo se muere de manera gradual.

"La Comida de los Brujos", de Hernán Galindo y dirigida por Rosalva Eguía, trata de los habitantes de Lázaro de Betania, una hacienda en donde los habitantes y el ganado se enferman por causas misteriosas.

En la obra, presentada el domingo como parte del Encuentro Estatal de Teatro Nuevo León, se entrelazan personajes como Valdemar, el dueño de la hacienda que no hace más que tocar el violín en su lecho de muerte; Amalia, su esposa; Lorena, la prima cosmopolita de Amalia que la visita desde la ciudad, y Genaro, el capataz religioso.

A lo largo de la historia se descubren las oscuras intenciones de algunos de los personajes que utilizan el miedo, la "comida de los brujos", para aprovecharse de la ingenuidad de los demás.

Para establecer un ambiente oscuro, la obra, montada en el escenario de la Gran Sala del Teatro de la Ciudad, utilizó un set apretado que recrea las paredes y muebles de una casona rural mexicana.

La iluminación, que se enfocaba en un solo cuarto del set por escena, enfatizó el sentimiento gótico de la obra.

Eguía aprovechó la falta deliberada de iluminación en algunas escenas que usaron sonidos como el violín y los gritos de...

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