Llegaron de Chihuahua para vivir la tragedia

MÉRIDA, Yuc., febrero 26 (EL UNIVERSAL).- La madrugada del 16 de enero en la discoteca ?Blue Parrot? de Playa del Carmen, Quintana Roo, dos jóvenes de 26 y 27 años quedaron atrapadas en medio de una balacera; Isabel recibió tres balazos en el cuerpo que la pusieron al borde de la muerte, y mes y medio después aún lucha por su vida en el área de Terapia Intensiva del Hospital de Alta Especialidad (HAE), de Mérida.

Isabel Ramos Pasos y su amiga Diana Maldonado Yáñez, ambas originarias de Chihuahua, Chihuahua, llevaban casi un mes en las paradisiacas playas de Quintana Roo, viviendo y disfrutando, y con el proyecto de quedarse a vivir ahí. Isabel asistió al Festival de música electrónica BPM en la discoteca, mientras que Diana laboraba en un restaurante de la zona. Tras sus labores ?relata Diana? quedó en verse con Isabel en la discoteca.

?Nos vimos a las puertas de la discoteca y comenzamos a caminar en uno de los accesos de la discoteca hacia la playa, cuando escuché disparos, fuertes, entonces sólo alcancé a empujar a Isa hacia el piso y tirarme yo también?, precisó. Luego todo fue confusión y un ir y venir de la gente, mientras Isabel estaba sangrando.

Diana salió ilesa, pero Isabel recibió un balazo en el estómago, otro en la pierna derecha que le destrozó el fémur y otro más le rozó el brazo derecho. Quedó en estado crítico, muy grave, y tuvo que ser intervenida en el Hospital General de Playa del Carmen. En una cirugía para extraer la bala del estómago su estado de salud se complicó y tuvo que ser inducida al coma.

Diana se queja de que ni el ayuntamiento de Playa del Carmen ni el gobierno de Quintana Roo les brindaron ningún apoyo. Sólo por presión de ella y del hermano de Isabel, Emmanuel Pasos Chávez, lograron que la trasladaran hasta el HAE de Mérida, porque en el Hospital General de Playa del Carmen les habían dicho que no había nada qué hacer.

Isabel sigue luchando por su vida, mes y medio después de aquella balacera, se encuentra en terapia intensiva en el Hospital Regional de Alta Especialidad en Mérida y en su pierna derecha aún tiene la bala, no han podido extraerla y tampoco sacarle ninguna resonancia magnética para saber si tuvo secuelas de los balazos, porque a raíz de eso sufrió convulsiones y epilepsia. Tras los disparos convulsionó, le diagnosticaron epilepsia y no fue sino hasta que la trajeron a Mérida que pudieron controlar esos cuadros. Está consciente, pero no puede hablar, tiene una traqueotomia que le impide...

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