Llega el sonido a la pantalla

AutorMarco Castillo

Primera de Cuatro Partes

Santa bailaba con la música de Agustín Lara; los clientes reclamaban a gritos a la prostituta y ésta lloraba recordando su inocencia perdida. Estas escenas impactaron de manera especial al espectador que sólo estaba acostumbrado a ver imágenes sin escuchar nada. El sonido había llegado al cine mexicano.

Era noviembre de 1931 y hasta entonces el cine se apoyaba en recuadros con diálogos escritos que, después de algunas escenas y acompañadas de un musical, se mostraban al público para que éste supiera lo que se estaba hablando.

El sonido llegó a México de la mano de Joselito y Roberto Rodríguez, quienes fueron contratados para ser parte de lo que prometía ser un buen negocio: la primera cinta mexicana hablada.

"Toda la familia vivía en ese entonces en Los Angeles. Los productores de Santa fueron en busca de personal de la RCA para contratar sus servicios para el sonido, pero les salía carísimo", recuerda Ismael Rodríguez, único sobreviviente de la dinastía a la que él aportó su propia gloria como realizador de la mayoría de los éxitos cinematográficos de Pedro Infante.

A sus 84 años, Ismael, quien vive actualmente en la Ciudad de México, recuerda cómo Juan de la Cruz Alarcón y Gustavo Sáenz de Sicilia unieron esfuerzos para formar una productora que realizó la cinta basada en la novela de Federico Gamboa.

Ante los altos costos los inversionistas se dirigieron a los hermanos Rodríguez, quienes ayudaban a su padre en la Mexico City Baker, panadería familiar en Los Angeles, sin dejar de lado su "chifladura", como la llama Ismael: inventaron un sincronizador práctico para conectarlo a la cámara y grabar el sonido de una película.

Joselito y Roberto ya habían hecho trabajos experimentales. Fue cuando los productores los contrataron. Y así, los hermanos trajeron su invento desde Hollywood.

Gracias a esa técnica, que consistía en grabar los diálogos en una banda sonora paralela a las imágenes en la misma película, miles conocieron la voz de los protagonistas Lupita Tovar, Juan José Martínez Casado, Carlos Orellana y Mimí Derba.

El toque mágico surtió efecto. Trastocó los corazones de los mexicanos subyugándolos, atándolos más a las butacas y vibrando más ahora, con emociones audibles.

Familia cristera

En México, a principios de los 20 empezaba la revolución cristera y la familia vivía modestamente, ya que dependía del sueldo de Ismael Rodríguez padre, quien trabajaba como inspector de tranvías.

"Mi papá tenía un compadre que...

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