Llegó la hora de gatear

AutorGeorgina Montalvo

Dejar a un lado la cuna y las cobijas para emprender una aventura por el espacio que ofrece no sólo la recámara, sino la casa entera, es una de las etapas que los bebés pueden empezar a vivir a partir de los seis meses de edad.

La mayoría de los bebés gatean antes de caminar, pues al desplazarse por el piso aprenden a controlar su equilibrio, a coordinar manos y pies y a fortalecer los músculos de sus piernas.

Sin embargo, existen quienes el gateo les parece una posición incómoda y empiezan inmediatamente a caminar; o los que prefieren desplazarse sentados, rodando o deslizando su pancita con ayuda de piernas y manos.

Los especialistas recomiendan dejar que el bebé adopte la técnica que más le convenga para iniciar ese viaje exploratorio tan ansiado, porque lo importante es que se desplace y no la forma en que lo hace.

Evolución

Una vez que los bebés se sientan sin apoyo, entre los 6 y 7 meses, también logran mantener erguida su cabeza al mirar a su alrededor.

Así pueden pasar dos meses, hasta que se atreven a ponerse sobre las cuatro extremidades, fortaleciendo los músculos de brazos, piernas y espalda.

Descubierta esa posibilidad, comprueban que cuando sus muslos están rectos y su espalda paralela al piso, pueden empujar sus rodillas contra el piso y obtener el impulso para desplazarse. Para entonces, tendrá entre 9 y 10 meses.

Después aprenderá a volver a sentarse desde la posición de gateo y comenzará a perfeccionar su técnica cada vez más hasta que gatee perfectamente al año de vida.

Tenga presente que no todos los bebés tienen el mismo desarrollo y considere estos tiempos sólo como parámetros; los prematuros, por ejemplo, desarrollan sus habilidades a un ritmo más lento que los que nacieron a término.

Si nota que su bebé está por cumplir 6 meses y todavía no muestra signos de movilidad, como darse vuelta, reptar o incorporarse apoyado sobre sus antebrazos, debe consultar al pediatra.

Ayúdelo

Una forma exitosa para estimularlos a gatear es colocar sus objetos o juguetes preferidos enfrente y alejados de él, para que los busque y los tome.

También puede colocar obstáculos, como almohadas, almohadones o cajas para que él solo descubra como esquivarlos, dándole más seguridad, velocidad y agilidad; pero nunca lo deje solo, porque en cualquier momento podría necesitar su ayuda.

Para que el pequeño pueda satisfacer la curiosidad que lo lleva a moverse, permítale moverse con gusto y explorar por los rincones debidamente acondicionados para...

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