Litorales asiáticos para holgazanear

AutorEsther González Jacques

Enviada

ISLA DE LAMMA, Hong Kong.- Todo el caos que genera Hong Kong se disuelve cuando el viajero decide escapar rumbo a la isla de Lamma, el lugar donde los mismos habitantes se olvidan de las tensiones y disfrutan del sol y la playa.

En un ferry que parte del muelle número 4 de la ciudad, turistas y pobladores se trasladan, en 30 minutos, a una zona pacífica para olvidarse del tráfico y las multitudes de la metrópoli.

Mientras la embarcación avanza, el conglomerado de edificios se ve cada vez más pequeño y los tripulantes se rodean de barcos cargueros que rondan la zona atareados en su labor, trasladando en grúas los vagones oxidados que transportan.

En Lamma viven los pescadores. Al llegar se alcanza a ver los pequeños botes desde donde lanzan las redes para cazar sus frutos marinos; al fondo se ven las casitas de adobe recargadas en postes de madera que se esfuerzan por sostenerlas.

Un puente que une a la estación de embarque con la isla es el encargado de dar la bienvenida; su barandal de medio kilómetro de distancia cuida las bicicletas que a él se encadenan y que son el único medio de transporte local.

Para llegar a la playa sólo hay una opción: caminar hasta el otro lado de la isla.

En el recorrido se ve a los pobladores con sombreros de paja estilo mandarín, tiendas que venden frutas extrañas de colores naranja y rosa fosforescente y algunos souvenirs como pulseras, llaveros o recuerditos fabricados con conchitas.

La mayoría de los que vienen a Lamma son jóvenes que se fugan en pareja o con amigos para caminar descalzos sobre la arena, asolearse u organizar partidos de volibol; el mar es frío, pero el calor invita a olvidar ese detalle para luego sumergirse entre las olas.

No muy...

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