LINOTIPIA / La entrevista con Guaidó

AutorPeniley Ramírez

Juan Guaidó es un hombre enjuto, ojeroso, con granos en la cara, de los que tiene la gente que vive nerviosa. Parece imposible sacarlo de su calca de político joven, a quien su círculo llama "presidente de Venezuela" y a quien Nicolás Maduro le dice "líder de nada".

Hace días, me propusieron en Reforma que lo entrevistara junto a otro editorialista del periódico, Francisco Martín Moreno. Sucedería unos días antes de las elecciones en México. Me permitiría abordar ese argumento fácil, simplón, de la oposición mexicana en las campañas diciendo que vamos a convertirnos en Venezuela. Preguntarle a Guaidó me pareció, y me parece, una valiosa oportunidad periodística.

Pregunté a amigos periodistas qué opinaban de Guaidó. Uno dijo que era vital saber si apoyaría un golpe militar estadounidense en Venezuela; uno más dijo que era un político pasado de moda. Concordaron: era un reto que la entrevista tuviera impacto.

En la primera parte, relató cómo Venezuela pasó de ser un país rico, con las mayores reservas de petróleo del mundo, a uno empobrecido, sin gasolina, donde la gente cocina con leña. Dijo que "el Estado desapareció", que las dictaduras del siglo XXI pasan por la destrucción de organismos autónomos y el ataque a organizaciones civiles. Insistí para que aceptara un error propio. Con gesto incómodo, dijo que "pudimos haber hecho algunas cosas mucho mejor", sin explicar qué. Relató que en el chavismo "el tejido social había sido muy atacado". Pregunté cómo. Contestó que con el reparto masivo de ayudas sociales.

Guaidó cuenta su origen como líder estudiantil y sonríe cuando enumera que la OEA, la ONU, la Unión Europea, Estados Unidos, han dicho que él es el presidente de Venezuela. Pero en los hechos, nada ha cambiado mucho para los venezolanos con esos apoyos. Le preguntamos de qué le han servido. De poco, respondió en un lenguaje político: "Las herramientas del mundo libre son muy pocas para enfrentar este tipo de dictaduras".

Quienes defienden a Maduro llaman a Guaidó vendido, golpista, títere de Estados Unidos. Inquirí: ¿cómo sacar a Maduro? "Hemos intentado literalmente de todo en Venezuela", respondió. Sentí que, en su rostro impasible, asomaba una mueca de frustración. ¿Apoyaría una intervención militar estadounidense en Venezuela?, insistí, sabiendo que esa es la principal crítica que le hace la izquierda latinoamericana. Respondió con otra retahíla de palabras. Es una respuesta...

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