Libros y Otras Cosas

(Embargada para sitios en internet hasta las 24:00 horas locales)OrtotipografíaPor David HuertaEL UNIVERSALHace unos días, en una clase, solté la siguiente afirmación: "Ahora todo el mundo hace tipografía; eso quiere decir que todos la hacen mal." Lo dije de corrido, como si no lo hubiera yo pensado; pero puedo asegurar ante la asamblea -y si hiciera falta, ante notario- que en alguna forma lo he pensado, a lo largo de varios años, desde los tiempos en que las computadoras permitieron convertirse en "tipógrafos" y "editores" a una masa indistinta de mecanógrafos.Las secretarias, por ejemplo. Nada tengo en contra de ellas, y más bien al contrario: en mi visión de las cosas, forman un gremio admirable. Pero sus jefes les dijeron: "Lupita (o Meche o Tere), ármeme este folleto y luego lo fotocopiamos 500 veces, y así tenemos lista una publicación con la que vamos a poner muy en alto el nombre de la oficina", orden ante la cual no hubo más remedio que explorar los programas de edición como buenamente se podía y sacar el trabajo para que el jefe quedara contento. Es decir: un desastre en forma; pero un desastre que no era visto como tal por prácticamente nadie -con la excepción de quienes sabemos, para nuestra desgracia, quién era el cardenal Pietro Bembo y qué significa "cuadratín" y cómo se ve más o menos un "tipo Garamond".En alguna ocasión he denunciado en esta columna la brutal agresión que significa el ruido en el ambiente metropolitano. Cuesta trabajo explicarlo, porque la música a todo volumen y las voces altas suelen tener un extraño prestigio entre nosotros...

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