Libros y Otras Cosas

(Embargada para sitios de internet hasta las 24:00 horas locales)Comercio y literaturaPor David HuertaEL UNIVERSALUna de las afirmaciones luminosas sobre el canon literario es de Víctor Hugo en su ensayo sobre Shakespeare. Si consideramos a los genios -Homero, Virgilio, Dante, Cervantes-, a muchos nos da por hacer comparaciones y establecer jerarquías; es un error y una bobería.Si hay un buen escritor de nuestro país o de nuestra lengua, nos esforzamos por tratar de verlo como "el mejor": es una forma del regionalismo o del nacionalismo -es decir, una visión de cortos alcances y anémica desde el punto de vista intelectual. Hugo nos enseña, en su libro sobre el Bardo, que el mundo donde habitan esos genios es "el reino de los iguales".Leo, por ejemplo, acerca "del mejor escritor mexicano de todos los tiempos". Una frase como esa es una intromisión del lenguaje comercial en la crítica literaria o, mejor dicho, en el periodismo libresco. Los desaforados reporteros o cronistas de esos circuitos de competencias quieren también ganar puntos en las diversas carreras en curso; uso aquí la palabra "carreras" en dos de sus sentidos: competencia de velocidad y destreza atlética, forma del "logro profesional". Esos jueces repentinos suelen ser incapaces de matices, es decir: de pensamientos, de análisis, de procesos intelectuales; su parecer -es decir, su mera opinión- adquiere así los tonos de una afirmación totalizadora, absolutista; en el terreno de la literatura eso da muchos puntos en las carreras de los dómines. Lo único malo es que nos aleja infinitamente de los...

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