Los libros 'atípicos' de Peggy Espinosa

AutorAlejandra Carrillo

A la editora Peggy Espinosa le han dicho muchas veces que los libros que hace son libros raros. A ella le gustan así. Libros sorprendentes que son valiosos más allá del texto.

Así los disfrutaba desde que tenía 3 años, cuando en su casa le contaban cuentos y le interesaba más lo que había debajo, lo que no le contaban del Patito Feo o Dumbo.

"Lo que no estaba visible. Fui muy precoz en ese sentido. Lo que me gustaba del Patito Feo era la historia de la orfandad del patito y la adopción, y luego el rechazo. Siento que de alguna manera mi acercamiento a los libros sigue siendo un poco el mismo. Me sigue gustando lo que hay detrás o lo que te va revelando de otros misterios más de lo que se ve estéticamente, más allá de la superficie.

"Lo que busco de los autores, los lenguajes y las narrativas es eso, ir más allá de los guiones y las marcas", explica.

Poco a poco fue eligiendo, dentro de las posibilidades de su familia, los libros que le gustaba, desde los cuentos tradicionales, mitos y leyendas, pero también El libro de los porqués, libros que contenían grabados e ilustraciones.

Libros que eran, como los de Petra, sello que fundó hace más de 30 años en Guadalajara, especiales y atípicos.

LOS INICIOS

Peggy Espinosa estudió diseño en la Escuela de Bellas Artes, donde, después de pasar por varias disciplinas, se decidió por el Diseño Gráfico.

Era la década de los 70 y estaban pasando muchas cosas en el ambiente universitario de la Ciudad de México.

"Yo venía de Guadalajara, de un ambiente muy conservador, pues cuando llegué ahí empecé a estudiar materialismo histórico, dialéctica y había todo un movimiento con su autogobierno, con sus disputas contra el sistema. A mí me volteó de cabeza. Me dio otra visión del mundo: yo había crecido en escuelas de monjas conservadoras".

La ciudad en plena efervescencia cultural y creativa le abrió otras puertas. Conoció a grandes maestros del diseño y las artes y su curiosidad abrevó también de las visitas a los museos, al teatro, de la convivencia con artistas, un ambiente multidisciplinario y diverso.

Luego entró a la legendaria Imprenta Madero, entonces comandada por Vicente Rojo. Y ahí germinaría la semilla de los libros.

"Esa fue mi formación en el libro, porque yo no soy gente de letras. Hicimos catálogos del Museo de Arte Moderno, del Museo Nacional de Arte, carteles para la (Facultad de) Filosofía y Letras, libros de divulgación de la ciencia en un programa que tenía la Casa del Lago; de teatro, de...

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