Del Libro Malva/ De mis raíces

AutorOlga Aguirre

Ellos eran la ternura. Toda la ternura del mundo estaba allí: en los ojos azules de Pedro, en la sonrisa dulce de Epifanio, en la voz susurrante de María. Mis tíos abuelos. Los hermanos que abuelo Gilberto me dejó para no sentir tan grande el hueco de su ausencia.

Tío Pedro era la carcajada limpia, el aroma a lavanda, los brazos cargados de cosas ricas y hermosas. Era la prudencia, los pies bien asentados sobre la tierra y la prisa. Siempre estaba con prisa por volver a sus ocupaciones, a su familia, a su linda casa con porche de enredaderas, y a su cuervo, compañero de aventuras, guardián celoso, mimo, ladronzuelo.

Pero tanta prisa nunca le impidió a tío Pedro detenerse para querernos en un abrazo largo y cariñoso.

Con puntualidad de amanecer siguió mis pasos y mis sueños tío Epifanio.

En sus manos deposité mi sueño tan hermoso como inalcanzable. Conversar con él era una delicia: interesante, chispeante, nostálgico. Infatigable viajero, periodista, poeta, usaba Varón Dandy, trajes sobrios y sombrero de fieltro, de ala corta. Llegaba con cajetas de Celaya: cajas redondas, grandes, forradas de papel estaño de colores; cajas de...

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