Libera los secretos de Dreyfus

AutorSilvia Cherem

Cuando en 1990 Nedda Anhalt fue a visitar la exposición dedicada a la tragedia de Alfred Dreyfus, en el Museo de Arte Judío en Nueva York, no imaginó que enfrentarse a una injusticia "tan monstruosa" -que en la última década del siglo 19 desató en Francia uno de los antisemitismos más virulentos que hasta entonces se conociera y quedó para la historia como un vergonzoso ejemplo del conflicto de intereses que prevalece entre la ética y la política-, sería un parteaguas de su existencia. Durante casi 12 años, trabajó en bibliotecas en Francia, Alemania y México con el fin de reconstruir el imbricado caso y finalmente concluyó su ambicioso libro: ¿Por qué Dreyfus? El ensayo de un crimen, que bajo el sello de Conaculta presentó la semana pasada.

La historia del affaire Dreyfus, un enredoso proceso que llegaría a convertirse en el símbolo per se de la injusticia y emblema de la fragilidad del individuo frente al poder monolítico del Estado, comienza en 1894 con la aparición de un bordereau que una sirvienta, espía francesa, halló en un basurero de la embajada alemana en París y que luego entregaría al Departamento de Inteligencia de su país. Al reconstruirlo, se constató que alguien había revelado al enemigo secretos militares del ejército francés y, sin mayor premura, con argucias e ilegalidad, se "encontró al culpable": Alfred Dreyfus.

Dreyfus, uno de los pocos judíos que logró ascender en la milicia francesa creyendo en los valores libertarios de igualdad que su país ofrecía, desdeñó su identidad judía y se asumió como "profundamente francés". Disciplinado y leal, en una vertiginosa carrera ascendente, logró alcanzar el grado de capitán. Sin embargo, su vida cayó en un abismo cuando sus superiores le endilgaron el crimen de alta traición por espionaje, lo denigraron y condenaron a prisión solitaria de por vida en la Isla del Diablo.

Anhalt, en las páginas de ¿Por qué Dreyfus? El ensayo de un crimen, reconstruye la trama de la traición que condujo a toda la milicia francesa a conspirar para salvar el honor del mayor Walsin-Esterhazy, un pseudoaristócrata, el verdadero traidor y espía. Como si se tratara de una novela policiaca, Anhalt llevó a cabo una pesquisa totalizante, acechando las pruebas destruidas, en un afán de desenmascarar a cada uno de los implicados: tanto aquellos miembros del Departamento de Inteligencia francés que aceptaron haber inventado los documentos para inculpar a Dreyfus, como a otros, como el Teniente Coronel Marie...

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