Recrea Lezama vidas de viajeros en México

AutorJorge Ricardo

Daniel Lezama, el mexicano que llegó a México, recrea en su pintura la vida y el destino de otros viajeros que arribaron en el siglo 19. En su más reciente serie, Cartas de viaje, a estrenarse mañana en la Galería Hilario Galguera, aborda a personajes como Alexander von Humboldt, Moritz Rugendas, Francis Burton, Agnes Egerton, Lloyd Stephens y Frederick Catherwood.

"Todos venían por amor", considera Lezama (DF, 1968).

Y nada como el amor para ir hacia la iluminación, la locura o la muerte, justo los ambientes que él recrea en sus cuadros.

Lo sabía Egerton, pintor inglés, cuando afirmó que México no era un país sino una forma de amar y luego murió apuñalado junto con su novia en Tacubaya, en 1842. También Ambrose Bierce quien tras escribir que ser un gringo en México era una forma de eutanasia vino a perderse para siempre en 1913. O Malcolm Lowry quien una noche de 1938 subió y bajó al cielo y al infierno, sin distinguirlos, en Oaxaca.

"Estaban enamorados de México", dice Daniel Lezama. Y no siempre el destino fue trágico. Humboldt iluminó el conocimiento sobre los aztecas. Catherwood, sobre los mayas. Para irse, el pintor Rugendas tuvo que ser desterrado. "Ellos representan la mirada del amante sobre México. En varios sentidos dieron la pauta para entender este siglo".

Una vez aquí, comprobaban que todos los encuentros son momentos límite, afirma en su estudio. En el Centro Histórico. De paredes muy altas. Vacío y silencioso. Sin más ruido que las imaginaciones de Lezama. Los encuentros pueden ser trágicos, añade, pero no en el común muerte-caída-destrucción. Hay caídas que son elevaciones.

Aun así en Cartas de viaje los destinos se acercan a la muerte, a la iluminación o al delirio. Su arte es tremendista y oscuro, un realismo simbólico con acento tenebrista, según ha escrito el crítico de arte Erik Castillo. El pintor añade: "La pintura no es una fotografía: es una construcción mental que se refleja en lo físico. Yo no hago una representación de la realidad, ni siquiera uso modelos. Todo está aquí (y se toca la cabeza). Lo mío es creíble, pero no es cierto".

Fue Castillo, el curador de la retrospectiva del pintor en México, en 2008, quien previó Cartas de viaje, en el catálogo: "Lezama, como los personajes de sus cuadros recibió aquí su educación sentimental y descubrió que en México se le ofrecía la región donde se desbordan los límites".

Hasta su adolescencia, Lezama, hijo de un mexicano y una estadounidense, vivió entre Texas, París y...

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