Leyenda Personal / Veinte años después: La ciudad

AutorPaulo Coelho

Camino por la ciudad grande, como ya caminé por otras tantas en este mundo, y veo las mismas escenas: el hombre caminando con el celular, el muchacho que corre para tomar el autobús, la madre paseando con el cochecito del bebé, dos jóvenes besándose en el parque, chicos que juegan futbol en un terreno baldío, Iglesias, señales de tránsito, anuncios. Espero junto con un grupo de personas para cruzar la calle, miro sin interés los monumentos que siempre muestran grandes hombres, pensativos, cargando el mundo en sus espaldas.

Camino por la ciudad grande donde no hablo el idioma local, pero, ¿qué diferencia puede haber? En las ciudades grandes nadie conversa con nadie -están todos sumergidos en sus problemas, siempre con apuro. Y si estuviesen sentados en una plaza, o esperando un autobús, si alguien se les aproxima, será visto como una amenaza. El desconocido es sospechoso, eso nos fue enseñado desde la infancia y nos seguirá el resto de nuestras vidas. Por más miserables o solitarios que estén, por más que necesiten dividir la alegría de una conquista, o la tristeza que los sofoca, mejor y más seguro es quedarse en silencio.

Aún así abordo a alguien: no hablamos un idioma común. Trato una segunda, una tercera persona, hasta que un señor -también él apurado, como todos los otros- responde a la pregunta que quería hacerle y cuya respuesta casi siempre adivino:

¿Quién es la persona a quien dedicaron el nombre de esta calle?

  1. No tengo la menor idea. Usted, ¿está perdido?

Explico que sé dónde se encuentra mi hotel y se lo agradezco. En gran parte de las calles de mi ciudad darían la misma respuesta: no sé de quién se trata, quién es el homenajeado. La gloria del mundo es transitoria, así decía Pablo en una de sus epístolas.

Camino por la ciudad, que está separada de mi departamento por más de diez mil kilómetros de distancia, pero cuya única diferencia es la visión del mar; en todo lo demás se parecen y me pregunto qué estoy haciendo hace casi dos meses fuera de casa. Decidí celebrar estos veinte años de peregrinación a Santiago de Compostela con 90 días de viaje, yendo en la dirección que el viento me llevase, aceptando algunos compromisos profesionales porque eso me impediría resistir la tentación que en este momento me invade con toda su fuerza: volver. ¿Será que tomé una decisión equivocada, fui muy radical? Regreso al hotel, haré otra vez las maletas, me despediré de nuevo de los amigos, me enfrentaré a...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR