Leyenda Personal / Los reencuentros

AutorPaulo Coelho

Decía Vinicius de Moraes en una de sus canciones: "la vida es el arte de los encuentros", aunque haya tantos desencuentros en la vida.

A finales del año pasado, recibí un correo electrónico de un importante y conocido periodista brasileño; le pregunté si podía reproducir sus palabras en esta columna, y él me dio permiso a condición de que mantenga su anonimato. Por ello, han sido suprimidos los lugares donde trabajó o sigue trabajando.

"Tengo en casa una pared imantada, con una tinta especial que tiene la propiedad de funcionar como un imán. Tengo en ella muchas fotos, que se aguantan con unos pequeños imanes, como los de la puerta del frigorífico.

"Un domingo, estaba en el salón con mi mujer, con quien llevo casado cuatro años, cuando decidí contarle un sueño que había tenido la noche anterior, sobre un tío mío, muerto en 1981 y que se llamaba Luiz.

"Nunca le había hablado de él, pese a que jugó un papel muy importante en mi vida. Mi padre, sirio, trabajaba de sol a sol y yo apenas lo veía: salía a las seis de la mañana y volvía a las 10 de la noche.

"Mi tío Luiz, hermano de mi madre, ambos hijos de mi abuelo, que también era sirio, vivía en la casa. Tenía una visión diferente de la vida, nunca se acostumbró a la rutina de un trabajo normal, y a mi padre le costaba entender que un hijo de sirio no trabajara duro. Pero yo, todavía un niño, no me daba cuenta de la situación y, así, me acostumbré a su presencia y adoraba su compañía.

"En 1981, mi tío murió trágicamente; todos sufrieron mucho, y en la familia acabamos alejándonos unos de otros. En los años que siguieron, mantuve relaciones tan sólo con uno de mis primos, llamado Ahmad. Me hice periodista, me fui a trabajar para una importante revista, y un buen día decidí dejarlo todo y salir a recorrer el mundo. Pasé seis meses fuera, volví para trabajar en un periódico, y cuando quise ponerme en contacto con Ahmad, no volví a encontrarlo.

"Desde 1989 no tuve más noticias de él. Aquel domingo de finales del 2003, hablando con mi mujer, me acordé de un sueño que había tenido la noche anterior, en el que estaban mi tío y mi primo Ahmad. Fue entonces cuando le conté por primera vez esa historia, y dije que pondría una foto de mi tío en la pared imantada. Escogí una...

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