Leyenda Personal / De la importancia de los demás

AutorPaulo Coelho

La brasa solitaria. Juan iba siempre a los servicios dominicales de su parroquia. Pero como empezó a parecerle que el pastor decía siempre lo mismo, dejó de frecuentar la iglesia.

Dos meses más tarde, en una fría noche de invierno, el pastor fue a visitarlo.

"Debe de haber venido para intentar convencerme de que vuelva", se dijo Juan. Se le ocurrió que no podía aducir el verdadero motivo: lo repetitivos que eran los sermones. Tenía que encontrar una disculpa, y mientras pensaba, colocó dos sillas delante de la chimenea y se puso a hablar del tiempo.

El pastor no decía nada. Juan, tras intentar en vano mantener la conversación un rato, se calló también. Los dos se quedaron en silencio, contemplando el fuego durante casi media hora.

En ese momento se levantó el pastor, y con ayuda de una rama que aún no había llegado a arder, apartó una brasa y la colocó lejos del fuego.

La brasa, al no tener suficiente calor para seguir ardiendo, empezó a apagarse. Juan, con gran rapidez, la tiró de nuevo al centro del hogar.

-Buenas noches, dijo el pastor, levantándose para marcharse.

-Buenas noches y muchas gracias, respondió Juan. La brasa lejos del fuego, por muy brillante que sea, acaba apagándose rápidamente.

"El hombre lejos de sus semejantes, por muy inteligente que sea, no conseguirá conservar su calor y su llama. El domingo que viene volveré a la iglesia".

La Ratonera

Con gran preocupación vio el ratón que el dueño de la hacienda había comprado una ratonera: ¡había decidido matarlo!

Comenzó a alertar a todos los otros animales:

-¡Cuidado con la ratonera! ¡Cuidado con la ratonera!.

La gallina, al oír los gritos, le dijo que se callara: -Mi querido ratón, sé que para ti eso es un problema, pero a mí no me puede afectar en absoluto. Así que no armes tanto escándalo.

El ratón fue a hablar con el cerdo, que, al ver su sueño interrumpido, se sintió molesto.

-¡Hay una ratonera en la casa!.

-Entiendo tu preocupación, y me solidarizo contigo -respondió el cerdo-. Por lo tanto, te prometo que te tendré presente en mis oraciones esta noche; más no puedo hacer por ti.

Más solitario que nunca, el ratón fue a pedir ayuda a la vaca.

-Mi querido ratón, ¿qué tengo yo que ver con eso? ¿Has visto alguna...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR