Leyenda Personal/ La historia de Buda II

AutorPaulo Coelho

La semana pasada conté cómo Sidarta, hijo de un rey de Nepal, decidió abandonar todo después de conocer el sufrimiento humano. Pasó seis años meditando, pero todo lo que consiguió fue debilitar su cuerpo. En el momento en que este artículo comienza, se está recuperando después de haber estado a punto de ahogarse. Sus discípulos no le perdonan que haya bebido leche, pues consideran que no ha sido capaz de resistir la tentación, y le abandonan.

Animado por el alimento que acababa de tomar, él no dio importancia a la partida de los antiguos discípulos; se sentó junto a una higuera y resolvió continuar meditando sobre la vida y el sufrimiento. Para ponerlo a prueba, el dios Mara envió a tres de sus hijas, que procuraron distraerlo con pensamientos sobre el sexo, la sed y los placeres de la vida. Pero Sidarta estaba tan absorto en su meditación que no se dio cuenta de nada: en aquel momento, él estaba pasando por una especie de revelación, recordando todas sus vidas pasadas. A medida que lo hacía, recordaba también las lecciones que había olvidado (ya que todos los hombres aprenden lo necesario, pero raramente son capaces de utilizar lo que aprendieron).

En su estado de éxtasis, experimentó el Paraíso (Nirvana), donde "no hay tierra, ni agua, ni fuego, ni aire, que no es este mundo ni otro mundo, y donde no existe ni sol, ni luna, ni nacimiento, ni muerte. Allí está el fin de todo el sufrimiento del hombre".

Al final de aquella mañana, él había alcanzado el verdadero sentido de la vida y se había transformado en Buda (el iluminado). Pero en vez de permanecer en ese estado por el resto de sus días decidió regresar a la convivencia humana y enseñar a todos lo que había aprendido.

Aquel que antes se llamaba Sidarta -transformado en Buda- dejó atrás el árbol bajo cuyas ramas había conseguido alcanzar la iluminación y partió hacia la ciudad de Sarnath, donde se encontró con sus antiguos compañeros; dibujó un círculo en el suelo para representar la rueda de la existencia que lleva al nacimiento y a la muerte. Explicó que no había sido feliz siendo un príncipe que lo poseía todo, pero que tampoco había aprendido la sabiduría a través de la renuncia total. Lo que el ser humano debía buscar para alcanzar el Paraíso era el llamado "camino del medio": ni procurar el dolor ni ser esclavo del placer.

Los hombres, impresionados con aquello que oían de Buda, decidieron...

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