La leyenda de Che Uinic, el monstruo de la selva de Yucatán

CIUDAD DE MÉXICO, marzo 13 (EL UNIVERSAL).- México tiene un sinfín de leyendas: las hay románticas, con final tristísimo, macabras y mitológicas (que pueden tener un poco de las anteriores). Leyendas como "La Llorona", "La Planchada", o "La Pascualita" son más que conocidas y muchos no nos cansamos de escucharlas y contarlas. Son parte de nuestro folclor y siempre deben mantenerse vivas.

En esta ocasión, en Destinos, queremos contarte un mito menos conocido que nació en la península de Yucatán: no, no se trata de los aluxes sino de Che Uinic, un gigante que habita en la selva y, según algunas versiones, es el terror de los turistas despistados.

¿Quién es el Che Uinic?

Su nombre se deriva de los vocablos mayas: wíinik (hombre), ch'éej (monte) o che' (árbol, madera y palo), así que puede traducirse de varias maneras: "el hombre de los montes" o "el hombre de los bosques".

Esta criatura de la mitología maya vive en cavernas, en la espesura de la selva, alejada de los grandes poblados y, sobre todo, de lo divino. Generalmente, sale por las noches, ya muy muy tarde, seguramente a cazar para poder alimentarse. Su comida favorita: los humanos.

Este antropófago, que muchos llaman el Pie Grande yucateco, lo describen como un gigante o monstruo de cuerpo peludo y de color rojo, con una voz fulminante y grave, capaz de ensordecerte y dejarte paralizado del miedo. Algunos le atribuyen poderes sobrenaturales pero, más allá de su aspecto y de merendarse gente, no hay mucho más.

Si alguien se aleja mucho de la civilización y se pierde en la selva a altas horas de la noche, seguro esta criatura aparecerá para devorar al perdido

También se dice que parece musculoso pero, en realidad, no tiene articulaciones e incluso está deshuasado y, además, tiene los pies al revés, lo cual le dificulta caminar, por lo que tiene que usar el tronco de un árbol como bastón.

Algunos cazadores aseguran haberlo visto. Para escapar de él hay dos remedios, según quien lo cuente: correr tan rápido como uno pueda, pues con esa condición con la que el gigante se carga, será poco probable que te llegue a alcanzar. La otra opción es tomar una ramita del suelo y bailar con mucha energía y gracias para hacer reír a Che Uinic para que este caiga al suelo. Cuando...

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