De Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal del año 2002., de 13 de Noviembre de 2001

Gaceta Parlamentaria, Anexo-II, martes 13 de noviembre de 2001 Gaceta Parlamentaria, año IV, número 878-II, martes 13 de noviembre de 2001

INICIATIVA DE LEY DE INGRESOS DE LA FEDERACION PARA EL EJERCICIO FISCAL DE 2002

Ciudadano

Presidente de la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión.

Presente.

En ejercicio de la facultad concedida al Ejecutivo Federal en el artículo 71, fracción I de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con relación al artículo 73, fracción VII, y en cumplimiento del artículo 74, fracción IV del mismo ordenamiento, así como del artículo 7o. de la Ley de Planeación, por su digno conducto someto a la consideración de ese Honorable Congreso de la Unión la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación para el ejercicio fiscal de 2002.

Para tales efectos, se expresan a continuación los motivos que sustentan esta Ley en los rubros siguientes: I. Entorno Económico

  1. Política Económica

  2. Crédito Público

  3. Medidas Tributarias

  4. Entorno Económico

    Antecedentes

    La desaceleración económica observada en México desde finales de 2000 es en gran medida una consecuencia de la evolución del ciclo económico mundial, el cual a su vez está determinado primordialmente por el devenir de la economía estadounidense. En ese sentido, la estrecha vinculación comercial y financiera de México con los Estados Unidos de América ha tenido como resultado una sincronía cada vez mayor en la tendencia de ambas economías.

    La ya debilitada economía global presenta un panorama económico más incierto a raíz de los ataques terroristas perpetrados contra Estados Unidos de América el pasado 11 de septiembre y condiciona en gran medida la recuperación de la actividad productiva nacional a que los consumidores e inversionistas de las principales economías del mundo recobren la confianza.

    Debido a la elevada incertidumbre prevaleciente es difícil anticipar cuándo dará inicio la recuperación de las principales economías del mundo. Sin duda, la ocurrencia de dicho proceso dependerá del éxito que tenga la política económica de cada país para fortalecer la confianza de las empresas y familias, así como para propiciar un entorno de estabilidad y certidumbre. En este sentido, la respuesta de cada nación para enfrentar las nuevas condiciones podrá ser diferente puesto que el impacto y la capacidad de ajuste no son necesariamente común denominador.

    El principal reto que enfrentará la política económica de México durante 2002 será el propiciar la restauración del dinamismo de la economía en un entorno mundial inestable e incierto. La consecución de este objetivo permitirá, por una parte, comenzar a revertir la pérdida de empleos que se observó a lo largo de 2001 y generar nuevas oportunidades laborales para las personas que, por primera vez, se incorporan al mercado de trabajo. Por otra parte, el gradual abatimiento de la inflación coadyuvará a mejorar el poder adquisitivo de los salarios y, por lo tanto, la calidad de vida de la población. Se podría decir que durante 2002 será de vital importancia reducir la volatilidad proveniente de causas internas para compensar, al menos parcialmente, la proveniente del exterior.

    Evolución macroeconómica en 2000

    La contracción en el ritmo de expansión de la actividad económica en México, cuyos primeros indicios se presentaron en el último trimestre de 2000, se ha profundizado a lo largo de los primeros nueve meses del año en curso. De hecho, la evolución de las principales variables macroeconómicas durante el tercer trimestre de 2001 anticipa un deterioro más profundo de la actividad productiva en la segunda mitad de este año.

    En particular, la contracción en la producción industrial se profundizó a lo largo de 2001 y se extendió al sector servicios, que hasta entonces había apuntalado el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Durante el segundo trimestre de 2001 la expansión real de 1.3 por ciento anual del sector servicios no fue suficiente para revertir la contracción de la producción industrial. Esta situación se reflejó en un crecimiento nulo del producto nacional respecto al mismo periodo de 2000, interrumpiendo con ello una serie de veintiún trimestres consecutivos con tasas de crecimiento anual positivas.

    Asimismo, a lo largo del primer semestre de 2001 las exportaciones de bienes y servicios registraron una expansión real de 2.0 por ciento anual, tasa significativamente inferior al 16.5 por ciento observado durante el primer semestre de 2000. De hecho, en el transcurso del segundo trimestre de 2001 se materializó, por primera vez desde finales de 1991, una contracción real en los ingresos que recibió el país por concepto de la venta de bienes y servicios en el exterior.

    Por lo que respecta a los componentes de la demanda agregada, éstos han mostrado un comportamiento diferenciado ante la desaceleración de la actividad productiva debido a que cada uno de ellos tiene una sensibilidad específica al ciclo y a las expectativas económicas. El gasto destinado a la formación bruta de capital fue el rubro que con más rapidez y fuerza se ha contraído; ajuste incluso mayor al observado en las exportaciones de bienes y servicios. De hecho, a pesar de que las tasas de interés internas alcanzaron mínimos históricos a partir de mayo de 2001, el menor costo del dinero no ha representado un incentivo suficiente para reactivar el gasto en inversión.

    Así, el gasto en consumo del sector privado fue el único componente que ha contribuido al crecimiento de la demanda agregada de forma continua a lo largo de 2001. Esto ha sido consecuencia, al menos en parte, de la expansión del crédito otorgado a las personas, tanto por los bancos como por los propios establecimientos comerciales. Sin embargo, es posible anticipar que el desempeño del consumo privado habrá de cambiar en los próximos meses. Sin duda alguna, el debilitamiento del consumo tendrá un impacto adverso en el desempeño del sector servicios, principalmente en cuanto a comercios se refiere. Por ello y considerando la evolución reciente del resto de los componentes de la demanda agregada, se anticipan tasas de crecimiento negativas del PIB durante los últimos dos trimestres de 2001.

  5. Política Económica

    El deterioro económico observado durante este año y la ausencia de elementos externos que permitan prever una recuperación inminente y vigorosa, condicionan el diseño de la estrategia de política económica para 2002. En este sentido, el programa económico para el próximo año es escrupulosamente prudente para conservar la estabilidad macroeconómica y para sentar las bases de una recuperación más rápida de la que se obtendría en otras circunstancias pero, sobre todo, duradera.

    Para enfrentar las nuevas condiciones es imperativo redoblar los esfuerzos en materia de disciplina fiscal. No es factible compensar el impacto de una caída significativa en la demanda externa a través de un mayor gasto público. La ampliación del déficit fiscal por la vía de un mayor gasto público debilitaría la capacidad competitiva del país e impactaría de forma adversa las expectativas de los actores económicos. Por el contrario, la política fiscal podrá contribuir a superar la coyuntura en la medida en la que ésta se oriente a facilitar una reducción en los costos que enfrentan las empresas.

    Así, en 2002 la disciplina fiscal tendrá un doble objetivo: coadyuvar a que las tasas de interés se mantengan en niveles moderados, contribuyendo con ello a reducir la carga financiera sobre las empresas y las familias y, liberar recursos internos y externos para ampliar el gasto de inversión de los particulares. La mayor disponibilidad de recursos y el menor costo de los mismos deberá traducirse en mayores niveles de inversión y en nuevas fuentes de empleo.

    Por otro lado, la posición de los ingresos públicos continúa siendo estructuralmente frágil y constituye un obstáculo para lograr un crecimiento más dinámico, situación que obliga a alcanzar los acuerdos y consensos que permitan sentar las bases de un sistema tributario más justo y suficiente. La adopción de un nuevo marco tributario moderno y competitivo debe mejorar la equidad de la distribución de la carga fiscal, entendida en su sentido más amplio, el cual comprende tanto la incidencia de los ingresos públicos como el gasto del gobierno. El nuevo esquema fiscal también debe fortalecer la competitividad del aparato productivo y reducir los costos de cumplimiento. El nuevo marco tributario deberá permitir ampliar los ingresos públicos e imprimirles mayor estabilidad.

    Sobra decir que el Gobierno Federal redoblará los esfuerzos para combatir la evasión y elusión fiscales. El incremento en los ingresos públicos permitirá destinar una mayor cantidad de recursos para atender las necesidades más apremiantes del país en materia de abatimiento de pobreza, nutrición, educación, vivienda, salud, desarrollo rural, infraestructura y administración de justicia. También permitirá reducir gradualmente los requerimientos financieros del sector público, al tiempo de canalizar mayores recursos a las entidades federativas.

    El principal reto que enfrentará la política económica de México durante 2002 será el propiciar la restauración del dinamismo de la economía en un entorno mundial inestable e incierto. Por ello, se han propuesto para 2002 las metas económicas siguientes: Incrementar el ritmo de la actividad económica, la generación de empleos formales y los ingresos reales de las familias. En particular, se propone alcanzar una tasa de crecimiento real del PIB de 1.7 por ciento anual. Esta cifra implica una recuperación importante durante la segunda mitad de 2002 y es congruente con la trayectoria de expansión esperada de la economía estadounidense.

    Contribuir al abatimiento del proceso inflacionario. En estrecha coordinación con el Banco de México, la política fiscal coadyuvará para que el incremento anual de los precios no sea superior al 4.5 por ciento anual, en línea con las metas de mediano plazo...

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