La Ley 3 de 3 o de cómo articular la indignación

AutorJosé Roldán Xopa

José Roldán Xopa

Profesor e Investigador del Centro de Investigación y Docencias Económicas; Doctor en Derecho por la UNAM.

La Iniciativa Ciudadana de la Ley General de Responsabilidades Administrativas, conocida como Ley 3 de 3, surgió de la confluencia de lo diverso tanto en acciones como en ideas.

La coincidencia para preparar el texto de una propuesta de ley tuvo como idea central la necesidad de articular en propuesta la indignación. No bastaba ya la crítica o el señalamiento, había que participar con propuestas que plantearan soluciones a los problemas detectados en la normatividad y el funcionamiento institucional. El combate a la corrupción no debía verse solamente como una cuestión de castigos a los corruptos, sino también de prevención y de corregir las deficiencias. La ley de responsabilidades es solamente una parte.

Cómo presentar la propuesta de ley al Congreso se convirtió en el quid. Una posibilidad era la de tomar la palabra a senadores de los distintos partidos que habían expresado mayor disposición y presentarla por su conducto; otra, era el reto de la iniciativa ciudadana. Esto último enfrentaba no solamente el riesgo de no conseguir las firmas requeridas, sino de no hacerlo en los tiempos legislativos. En contraste, de conseguir el respaldo, la propuesta ganaría en legitimidad y fortaleza para un posible ejercicio de parlamento abierto. Había que asumir el reto.

Conseguir cada firma no fue solamente ganarse una voluntad, sino remontar un temor o vencer el escepticismo. En cualquier caso, hubo que explicar, detallar a los firmantes el alcance de la propuesta. Tener como marca "Ley 3 de 3" refiriendo a la publicidad de las declaraciones de intereses, patrimonial y fiscal tuvo el tino de posicionar la propuesta; pero, a la vez, el estandarte se convirtió en referente en la valoración de su éxito o fracaso.

Que se hayan reunido las firmas y que el apoyo haya excedido las expectativas (más de 600 mil) no sólo dio viabilidad a la propuesta, sino que modificó el escenario habitual de la discusión y los acuerdos parlamentarios. Que inicialmente se haya aceptado por las comisiones senatoriales un mecanismo de parlamento abierto llevó a que las discusiones fueran públicas. En la mesa, en paridad de palabra -que no en experiencia parlamentaria ni en capacidad de decisión-, se fue decantando la discusión.

Sin embargo, la discusión en las mesas públicas fue solamente un escenario paralelo al que se daba entre los grupos...

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