Letras por todos lados

AutorDiana Gutiérrez

Quedarse en la ciudad a vacacionar es una buena opción si se tiene un libro a la mano y el lugar idóneo para leerlo.

Este verano no es necesario hacer reservaciones ni comprar boletos, porque las letras acuden solas al encuentro del lector.

Sea en la frescura del parque, en la atmósfera frutal de una cafetería o en los pasillos de la biblioteca, los libros ofrecen destinos para todos los gustos entre sus páginas.

Los escritores Margo Glantz, Alberto Ruy Sánchez, Cristina Rivera Garza, Bernardo Fernández "Bef" y Ana Clavel, comparten los oasis citadinos a los que acuden con un buen libro para viajar sin levantarse de su asiento.

Devorando textos

Margo Glantz no puede estar sin leer; lee en todos lados.

"Mi sitio favorito es mi casa, leo también en los aeropuertos y en los aviones, en trenes, en restaurantes, pero el más idóneo, mi cama, las noches o en las tardes, o en un sillón junto a la ventana de mi recámara que da al jardín", dice la galardonada con el Premio FIL, de Literatura en Lenguas Romances, que otorga la Feria del Libro de Guadalajara.

Esta devoradora de letras toma un cortado doble con un bagel de queso crema y mermelada de frambuesa en la Cafetería Moheli, mientras disfruta de alguna lectura, pero no escribe.

"Nunca escribo al aire libre como muchos escritores del siglo 20, Paul Celan, Joseph Roth, que vivían en hoteles donde podían bajar a un restaurante cercano para hacerlo".

Ella recomienda

- My dog tulip de J.R. Ackerley

- Journey into fear de Eric Ambler

Cafetería Moheli Francisco Sosa 1 Col. Villa Coyoacán / Lu a Sá, de 8:00 a 23:00 horas; Do, de 8:00 a 22:30 horas / 5554-6221

Refugio entre libros

Siempre fue un mal estudiante, Bernardo Fernández "Bef" no se llevaba bien con sus compañeros y en las "horas muertas" de clases se refugiaba en la biblioteca Francisco Xavier Clavijero, de la Universidad Iberoamericana.

"Yo era punk, de pelo azul, y los demás de la carrera de diseño eran muy fresas, entonces no me llevaba con casi nadie. A pesar de verme rudo me la pasaba ahí, leyendo", recuerda el ganador del Premio Grijalbo 2011, por su novela Hielo negro.

Las bibliotecas, dice, son lugares ideales para los descubrimientos. En ésta, en especial, conoció al célebre detective Héctor Belascoarán, creado por Paco Ignacio Taibo II. Aunque también sugiere revisar el librero de novedades.

Él recomienda

- La octava plaga de Bernardo Esquinca

- El diablo me obligó de F.G. Haghenbeck

- 36 toneladas de Iris García Cuevas

Biblioteca...

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