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Letras que drenan la vida

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Vincent
AutorMario Abner Colina

"¡Bienvenido a mi casa! ¡Entre libremente y por su propia voluntad", invitó el Conde a Jonathan Harker.

Atemorizado, el notario inglés entró al castillo transilvánico en Drácula, la novela de Bram Stoker. Y como él, millones de lectores, siguen aceptando la invitación de los vampiros literarios.

Vulnerable al rayo del sol, al crucifijo, la estaca o al agua bendita, el vampiro apareció en el folclor de las primeras civilizaciones con mitos como el de lilith o los súcubos.

"El vampiro transmite la idea de la juventud eterna [...] resulta atractivo más allá de las épocas", señala el escritor argentino Rodrigo Fresán.

En el siglo 19 estalló el vampirismo con El gaiour (1813) de Lord Byron y El vampiro (1819) de John William Polidori, a partir del cual, según el experto Roberto Coria, "el vampiro adquiere aire seductor: fríos ojos grises, fascinante, terrible".

Pero la obra cumbre vendría a fin de siglo, cuando Stoker dio vida a Drácula (1897), que conjugó argumentos científicos, una trama contemporánea y se inspiró en el sanguinario Vlad Tepes.

"Es una novela reflexiva, con voces cruzadas. Además, en Drácula el Conde aparece muy poco. Es el mal presente siempre ausente", considera Fresán.

A partir de ahí, los vampiros mutarían: en la década de 1920, H.P. Lovecraft, con relatos como "La casa maldita", proponía a un monstruo que se alimentaba de energía y en 1954, Richard Matheson dio un nuevo giro con Soy leyenda, que propuso un mundo plagado vampiros.

"El mensaje es muy interesante. Neville, el protagonista, es el único humano: él es anormal, el monstruo", comenta Coria, autor de El hombre que fue Drácula.

Dos décadas después, Stephen King publicó Salem's Lot (1975), novela con aires stokerianos en la que el tenebroso Barlow invadía un pueblo de la Costa Este, y Anne Rice lanzó Entrevista con el vampiro (1976), sobre la vida privada de los vampiros, llena de elementos sexuales y homoeróticos.

A su vez, en La voz de Drácula (1975) de Fred Saberhagen, el Conde tiene su revancha: hace una apología de los eventos de la...

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