'Las letras, con ayuda y dedicación entran'

Valeria Sánchez

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 8 (EL UNIVERSAL).- "Mi realidad fue transformada a partir de que fui alfabetizadora", afirma Águeda, una de los cuatro jóvenes que se dedican a enseñar a leer de manera voluntaria en comunidades de algunos estados.

El 8 de septiembre es el día Internacional de la Alfabetización y según datos del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), en diciembre de 2018 se calculó un total de 3.7 millones de analfabetas en el país, y Chiapas en primer lugar, con casi medio millón; Baja California Sur en el último lugar, con 9 mil; la Ciudad de México en decimoquinto, con más de 69 mil, y Puebla con más de 300 mil.

Por medio de la fundación Adeco, A.C., estos chicos viajan a comunidades determinadas por un proceso de selección, y en una estadía de siete semanas se dedican exclusivamente a generar un espacio educativo que responda a los intereses y necesidades del lugar. Señalan que las edades de los educandos con quienes han trabajado van de 13 a 70 años.

Aranzazú Díaz, directora general de Adeco, explica que aunque no reciben apoyo económico por ser una labor altruista, les dan capacitación para enseñar lectoescritura, ser promotores educativos, y para que realicen la logística y recaudación de fondos para sus gastos durante las salidas a otros estados. Además de respaldo legal.

Usualmente hacen un estudio previo de las zonas, y si autoridades y pobladores están de acuerdo, van. Se quedan en primarias u otros espacios que les facilitan para dormir y trabajar.

La comida, el transporte y rentas de lugares las pagan con las recaudaciones que consiguen a través de cenas-baile y con la venta de talones de papel llamados becas que ofrecen en las universidades públicas.

Ángela Leyva, de 20 años, estudia en la Facultad de Filosofía y Letras en Ciudad Universitaria, y cuenta que la inquietud de conocer el trabajo en comunidad la llevó a alfabetizar en un inicio, aunque admite que en ese momento había cuestionado la importancia de enseñar a leer: "Ahí se veía el cambio social que luego se busca y no se sabe cómo llevar a cabo, y en mi primer año sí vi transformaciones concretas y me gustó la idea de seguir formándome", expresa.

Su motivación para seguir en esa actividad nació al ver sus efectos: "Estuvimos los últimos tres veranos en una comunidad, y sí se puede ver el cambio de un primer a un tercer año (?), lo ves en cómo la gente empieza a hablarle a sus vecinos con los que antes no hablaba, o cómo...

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