La República de las letras

AutorHumberto Musacchio

Una semana por el libro y la lectura

Como informó Reforma en las notas precisas de Antonio Bertrán, el jueves en la Sogem hubo una reunión de escritores para protestar contra la pretensión de imponer IVA al comercio de libros y de suprimir las deducciones fiscales de la industria editorial. Al día siguiente, afuera de las oficinas de Hacienda que están frente a la Alameda Central, se realizó un mitin de autores, editores, libreros y lectores con la misma finalidad y, en otro sitio, hasta el nuevo director del Pen Club México hizo declaraciones contra las bárbaras medidas del Gobierno federal. La prensa y los noticieros de radio y televisión dirigidos por personas que entienden las repercusiones del problema han dado amplia cobertura a estas expresiones y hay la idea de que el Congreso no dejará pasar el IVA a los libros, aunque lo más probable es que la bancada panista, con los votos de algunos priístas y diputados de algún otro partido, imponga el gravamen a alimentos y medicinas, colegiaturas y útiles escolares, y que a la vez, como propone la iniciativa del Presidente Vicente Fox, se aumente el Impuesto Sobre la Renta a los causantes cautivos y se baje en por lo menos cinco puntos a los mexicanos más ricos, a los que también se quiere hacer deducible el blindaje de sus automóviles.

Autores contra el IVA, como lectores

Lo dijo Paco Ignacio Taibo II y pueden suscribirlo todos cuantos han participado en las protestas por el IVA al libro: "No estamos actuando como autores, sino como lectores". Y en efecto, quedó claro en las intervenciones del pasado jueves en Sogem, o en el mitin del viernes, que los escritores que participan en la protesta están movidos por un rechazo biológico a las medidas gubernamentales que restringen el de por sí limitado acceso al libro. Nadie pidió privilegios para sí mismo, sino una política de apoyo al libro y la cultura, la misma que prometió Vicente Fox cuando era candidato y de la que ha estado tan lejos como presidente, pues ha ido de una ofensa a otra, primero, al poner al frente de las instituciones culturales a una persona ajena a esas mismas instituciones y a la propia comunidad intelectual; ignorante de sus trabajos y necesidades (y de todo), y sin respeto alguno por la inteligencia de los ciudadanos, pues suena a burla que la señora Sari Bermúdez declare que no está de acuerdo con el atentado contra los libros y la lectura, pero siga cobrando como la encumbrada funcionaria que es; que aparezca como la...

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