La República de las Letras

AutorHumberto Musacchio

Los chamucos se van de vacaciones

"Hace poco más de cuatro años -dicen los editores de El Chamuco-, un grupo de hijos del averno decidimos sacar a la luz pública este pasquín ortodoxo, dogmático, cuadrado y catorcenal. En nuestro editorial de presentación decíamos que el sistema político mexicano priísta ya olía a quemado y pronosticábamos que pronto se iría por lo más pando del averno. En las elecciones de este 2 de julio nuestro vaticinio se cumplió". En el número 115, correspondiente al 9 de julio, los chamucos anuncian que su revista dejará de aparecer. Rius, El Fisgón, Helguera, Pepe Hernández, Patricio y todos cuantos hacen la publicación anuncian que se van de vacaciones pese a tener claro "que el pleito contra los chamucos neoliberales del PAN apenas comienza; sin embargo, el saber que el pleito contra los chamucos del PRI está prácticamente finiquitado nos da un respiro -dicen- y abre el espacio para que nos tomemos un largo y merecido descanso". Por fortuna para sus lectores, informan que se ha "cerrado un ciclo de esta revista", lo que permite suponer que a la vuelta de unas semanas, meses a lo sumo, pueden reaparecer esas diabólicas páginas. O tal vez veamos una revista similar, pero no con todos los moneros que hasta ahora figuraban. Esperaremos su retorno con ansia loca.

Un gran momento de la caricatura mexicana

La caricatura mexicana vive uno de sus grandes momentos, sólo comparable al que vivió durante el juarismo y la presidencia de Sebastián Lerdo de Tejada o bajo la efímera presidencia de Francisco I. Madero. Al triunfo de los liberales en la guerra de los Tres Años se empezó a publicar La Orquesta, que tuvo a Constantino Escalante como su gran figura. Escalante poseía un dibujo de gran calidad y un especial sentido del humor, tan especial, que un dibujo que hizo de Saligny como borrachín fue ampliamente reproducido en Europa, pero los invasores no se lo perdonaron. Cuando los franceses se acercaban a la capital, los editores de La Orquesta se ocultaron. Pese a todo, Escalante fue hallado en Pachuca y traído a la Ciudad de México en una jaula. Otros editores fueron a la cárcel y uno de ellos, el redactor en jefe Juan N. Berra, fue apuñaleado por desconocidos. En 1866, las autoridades obligaron a los editores poner una advertencia al frente de la publicación: "por haber villado los derechos sagrados del respeto (sic) del público". Después vinieron las suspensiones y luego el cierre del periódico, que volvería a aparecer en...

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