?Mis lesiones no me harán dejar mi trabajo?

CIUDAD DE MÉXICO, marzo 20 (EL UNIVERSAL).- Jonathan López Monroy sufrió fractura de cadera como resultado de un accidente automovilístico, pero su problema de salud no es impedimento para laborar en la construcción del doble túnel del Tren Interurbano México-Toluca, una de las obras más importantes que realiza la administración federal y que vendrá a mejorar la movilidad de los habitantes del Estado de México y la capital del país.

El hombre de 32 años cojea a cada paso, y aun así sube y baja de la tuneladora para verificar el funcionamiento de las bandas transportadoras por donde sale el material de la excavación. La tuneladora apenas inició los trabajos de excavación que forman parte del segundo frente de obra que se abrió y es uno de los más importantes de toda la ruta.

Jonathan es uno de los tantos trabajadores que apoya en la construcción del interurbano, así como él, cientos de hombres y, algunas mujeres, se ubican en los diferentes frentes de obra.

Los obreros se enfrentan a climas diversos: Por la mañana y a mediodía, el sol radiante pega en la zona de Zinacantepec, en el Estado de México, los ingenieros deben utilizar bloqueador solar de lo contrario la piel enrojece y puede quemarse. Con sus cascos y lentes se protegen de los rayos, el sudor cae sobre los rieles que van dando forma a las vías por donde pasarán los trenes hacia la zona de los talleres.

Del clima cálido del norte de Zinacantepec se pasa al clima templado de la zona de La Marquesa, donde se construye el bitúnel de 4.7 kilómetros. Cerca de las 3:00 de la tarde empiezan a caer las primeras gotas de lluvia, el aire frío levanta la tierra y los trabajadores se protegen con suéteres y chamarras, en esta temporada invernal las bajas temperaturas calan los huesos, refieren los trabajadores que pese a las inclemencias del tiempo realizan sus labores a contrarreloj, porque saben que esta obra tiene que estar terminada a mediados del próximo año. Hasta el momento la construcción va a la mitad de lo proyectado, por lo que dicen que no hay tiempo para quejarse del calor seco o del frío que se siente en la zona de las montañas.

Así lo demuestra el propio Jonathan Monroy, quien prefiere utilizar sólo una chamarra debajo del arnés que lo protege. Durante cuatro meses ha soportado el clima templado y lluvioso y así se mueve por los diversos puntos de la obra, sin que se queje de las bajas temperaturas o de cualquier otra inclemencia del tiempo, sabe que tiene que trabajar duro para...

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