Leonard Cohen: Une poesía y música

AutorMauricio Hammer

Justo tres años después de su álbum anterior, Ten New Songs, apareció el año pasado Dear Heather, un fino e intrincado ensamblaje de música y poesía, salpicado aquí y allá del sutilísimo humor de Leonard Cohen, por lo que, como todos sus trabajos anteriores, se trata de un suceso musical lo mismo que literario.

Abundan los acertijos, las medias palabras, las claves para iniciados de este judío canadiense cuya permanencia de cinco años en el Centro Zen del Mount Baldy en California, en una cabañita de pocos metros, parece no haberlo despojado de todos los demonios que colman sus desvelos, lo obligan a crear su intensa y oscura poesía y a verterla en canciones por igual intensas.

Si bien desde Ten New Songs -primer álbum en 10 años y primer trabajo luego de su estancia en Mount Baldy-, se aprecia a un Cohen más sosegado, con letras más sencillas, simples y un tempo musical más lento, sus seguidores nunca se sentirán traicionados: acostumbrados a presenciar su proceso de cerca, a ser partícipes de sus hallazgos y desencuentros más íntimos, en Dear Heather encontrarán el mundo de Cohen de siempre pero visto bajo la luz de la madurez y la cercanía de la muerte. Después de todo, y aunque difícilmente se le noten, Leonard ha cumplido ya los 70 años.

Dear Heather está integrada por 13 canciones. En tres de ellas participa la cantante y compositora Sharon Robinson, con quien Leonard realizara todo su álbum anterior. Pero en esta ocasión es la también cantante y compositora Anjani Thomas quien colabora más cercanamente en el disco, coescribiendo nueve de los temas y contribuyendo también en algunos coros.

El disco fue grabado en el estudio que Cohen tiene en su casa de Los Ángeles bajo el mando de su productor de cabecera, Leanne Ungar.

Si se examinan con detenimiento cada una de las canciones de Dear Heather, se descubre que pueden fácilmente ubicarse en uno o varios de los temas que desde siempre han ocupado el universo de Cohen. Because of, por ejemplo, es uno de sus incontables y emblemáticos homenajes a la figura femenina, ante quien el autor siempre ha estado fascinado al punto de la postración.

También se halla su infaltable "mala conciencia" humana o, mejor aún, occidental, en On That Day, una canción sobre el 9/11, en la que habita un profundo malestar por nuestra cultura.

En el escarpado terreno de la religión se ubica The Faith: "Una cruz en cada colina/ Una estrella/ Un minarete/ Tantas tumbas que llenar/ Oh amor/ ¿No estás cansado ya?".

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