Leer o morir / La conquista de la felicidad

AutorGuadalupe Loaeza

El día que cumplí 17 años, descubrí un libro maravilloso. Cuando me senté a desayunar, noté que junto a mi plato de cereal estaba un pequeño libro. Ahí lo puso, muy tempranito mi hermano, Enrique, convencido de que era un espléndido regalo. No se equivocaba, pues La conquista de la felicidad no nada más me acompañó mucho tiempo, sino que también era uno de los libros más populares entonces, y había sido escrito por una de las autoridades de la filosofía del siglo 20, el inglés Bertrand Russell (1872-1970). Gracias a ese libro me familiaricé con la obra de este pensador, Nobel de Literatura en 1950. Dicen que este libro ha pasado un poco de moda, pues se escribió en tiempos más felices y menos caóticos. También se dice que Russell lo escribió para quienes tenían medios suficientes para satisfacer sus necesidades. Y, finalmente, que su desmedida confianza en la felicidad se debió a que fue escrito antes de la Segunda Guerra Mundial. ¿Será cierto que un libro lleno de sabiduría pueda pasar de moda? ¿Será que ya nadie piensa en la felicidad, o es que los hombres de hoy necesitan nuevas recetas?

Russell era un niño con una tremenda necesidad de felicidad... Cuando era pequeño perdió a sus padres y a su hermana, así que pasó toda su infancia en la casa de sus abuelos paternos. Fue un niño tímido y silencioso, pero al mismo tiempo reflexivo y curioso. Pasaba horas en la biblioteca de su abuelo, buscando libros, leyendo y escribiendo a escondidas todas sus reflexiones. Es natural que una de las grandes reflexiones de su vida haya sido dedicada a la felicidad.

A los 55 años, Russell fundó una escuela para niños en la que trataba de educar sin prejuicios y sin castigos. Fue entonces que apareció su libro La conquista de la felicidad, una de sus obras más pedagógicas y accesibles. Lo primero que descubrió este filósofo fue que los tiempos difíciles crean pesimistas, y que los pesimistas generalmente creen que antes todo era mejor. Hay que decir que una de sus principales preocupaciones era dirigirse a los jóvenes de su tiempo, pues él se había educado y había crecido en la Inglaterra victoriana, una época de puritanismo. Entonces, escribía Russell, había más necesidad del sexo, ya que se trataba de un tema tabú. Pero, en 1930, Russell pensaba que había más felicidad porque los jóvenes habían logrado vivir con menos tabúes. No obstante...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR