Lecciones de Moral: Rescatan en la red revistas femeninas
| Autor | Erika P. Bucio |
En el siglo 19, florecieron en México una serie de revistas femeninas que, a través de textos en prosa y verso, difundían "preceptos morales y lecciones útiles" que constituyeron la "educación sentimental" de las mujeres de la época.
"Estas revistas son vehículos para adoctrinar moralmente a las mujeres. Van gestando en la sensibilidad femenina un modelo a seguir de la 'perfecta casada', como diría Fray Luis de León", explica Blanca Estela Treviño.
La profesora de la UNAM coordinó la digitalización de dos de estas publicaciones: Panorama de las señoritas mejicanas y El Presente Amistoso de las señoritas mejicanas (1847).
Estos archivos se pueden consultar en la biblioteca digital Colecciones Mexicanas (www.coleccionesmexicanas.unam.mx), lanzada en noviembre pasado por la Universidad Nacional, en colaboración con el Instituto Mora y la Biblioteca Nacional de México.
El portal, financiado por Santander Serfín, preserva y difunde acervos documentales, hemerográficos, fotográficos y videográficos hasta ahora accesibles sólo para los especialistas, indica Isabel Galina, coordinadora de Publicaciones Digitales de la Dirección General de Cómputo Académico.
Las revistas para mujeres nacen en los años 30 del siglo 19, con El Recreo de las familias (1837), de Ignacio Rodríguez Galván, y su edición se prolonga hasta los 70.
"Son una herencia de José Joaquín Fernández de Lizardi, quien a través de sus periódicos y pasquines insistía en que las mujeres tenían que educarse porque eran responsables de la educación de los hijos", abunda Treviño.
De corte misceláneo, en sus páginas se incluían no sólo artículos de moda, higiene y consejos de economía doméstica; sino también textos científicos, poemas y partituras musicales destinados a mujeres de la clase media ilustrada y de familias pudientes.
Las jóvenes se educaban en el amor y el matrimonio, de acuerdo a los códigos morales y sociales imperantes: "Mujer, ¡sé sumisa a tu marido! y esta palabra no te hace esclava, sino compañera", se lee en el Panorama de las señoritas mejicanas de 1842.
En aquellos tiempos, la "servidumbre del bello sexo" se atribuía a las facultades intelectuales de la mujer: "Pasiva, sin facultad creadora, poco fecunda de ideas y de una esfera limitada".
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