Lázaro Azar/ Música: Lo Peor del 2001

AutorLázaro Azar

Advierto que elaborar esta lista no fue fácil. No sólo por lo incuestionable que pueda ser (o no ser) lo aquí incluido -con todo lo subjetivo que ya sabemos es la apreciación musical y lo arbitraria e incompleta que, voluntariamente, pueda ser mi opinión-, sino por la abundancia de la "tela de dónde cortar...".

Dentro del Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez presencié el estreno de dos obras calificadas como "difíciles pero feas" por el público, intérpretes y organizadores: las Tres toccatas para piano y conjunto instrumental de Luis Fernando Durán (1961), obra débil y cuyo notorio desequilibrio sonoro parecía empeñarse en sepultar bajo los inclementes graznidos de los alientos el arduo quehacer de la solista; la otra fue Guácharo, de Luis Pulido Hurtado (1958), atinadamente rebautizada por quienes la sufrimos como "guácala" por lo fallido de su discurso y estructura.

Otro malogrado "estreno" fue el que el rey del Marketing y la self-promotion, Enrique Barrios, presentó dentro del Primer Festival de Orquestas Sinfónicas, al desempolvar las Tres piezas para corno en fa y orquesta de Blas Galindo, "en ellas se advierte el oficio puesto al servicio de un encargo poco inspirado que en nada contribuye a erradicar el lugar común que remite tantas obras nacionalistas al montón de las feístas ", sí, ¡de FEAS! Si bien muchas veces consigné en estas páginas hartos errores y descuidos acontecidos en Bellas Artes (aunque ninguno tan turbio como la "renuncia" de su director), el más notorio fue contrastar que dicho recinto es el menos apropiado para cobijar deslavados conciertos donde las veladas sonoridades de los "instrumentos originales" aunadas a una esclerótica concepción escénica dieron al traste a La púrpura de la rosa de Torrejón y Velasco, a cargo del Ensamble Elyma que dirige Gabriel Garrido, tornándola en un letárgico suplicio.

Durante la gestión de Rafael Tovar y de Teresa, su enciclopédico dominio de la literatura y el acontecer pianístico se reflejó en el interés y presupuesto destinado a este tipo de conciertos. Quienes cada junio esperábamos con avidez el Festival Internacional de Piano "En Blanco & Negro" añoramos como nunca su presencia tras la emisión de este año, cuya pobreza lo redujo a un anodino "Gris". No hubo figuras internacionales consagradas ni los programas seductores que antaño atiborraban el Auditorio Blas Galindo. A cambio, ante lo trillado y poco imaginativo de lo propuesto, el público prefirió quedarse en...

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