Lázaro Azar / De estrenos, bomberos y homenajes

AutorLázaro Azar

Oaxaca.- Dos han sido los puntos a destacar en las actividades que, en el marco de Instrumenta-verano, tuvieron lugar en Oaxaca este fin de semana.

El primero se efectuó la noche del viernes en el Teatro Macedonio Alcalá (TMA). Con el título de Concertantes se ofreció un concierto en el cual recibieron su primera audición pública tres de las obras surgidas en el Taller de Experimentación Musical, que dirige Víctor Rasgado, así como la Serenata para quintetos de cuerdas y alientos que Instrumenta comisionó ex profeso a Ana Lara y dos más que, francamente, no vinieron al caso.

Ver que poco antes de que iniciara la función llegaron al teatro los bomberos incitó mi expectación al recordar que hace cien años, las obras de estreno despertaban pasiones, y partituras como el Bolero de Ravel o la Consagración de la Primavera, de Stravinsky, suscitaron tremendas grescas; ¡con suerte y me tocaba atestiguar algo similar!

Bueno hubiera sido, pues hoy día la mayoría de los estrenos suelen aburrirnos y lo que oímos esta noche no fue la anhelada excepción. Las obras que presentó el taller tenían en común estar escritas para una dotación de flauta, clarinete, dos violines, viola, chelo y percusión.

La más lograda de ellas en cuanto a colorido y contenido, Paisaje Biomecánico, de Miguel Ángel Frausto, fue la primera que escuchamos. Le siguió Catacumbas, de Lázaro Hernández Cruz, ingenua concatenación de efectitos como para ambientar una película de Santo "el enmascarado de plata" y, finalmente, Microtonalpohualli, de Ignacio Carrillo, que tuvo la virtud de la brevedad.

Al parecer, en nuestro país la creación musical se ha estancado en una supuesta modernidad que lo único que refleja es la estética de aquellos experimentos sonoros que se dieron a finales de los años 40 y hasta ya entradita la década de los 70. "Feísmo" se le llama coloquialmente. ¿Será porque los alumnos quieren congraciarse con unos maestros que, en su mayoría, fueron forjados bajo de los conceptos de aquella "corriente", hoy superada?

Qué tan agobiante habrá estado el numerito que -para aprovechar la presencia de los bomberos- en más de una ocasión estuve a punto de gritar ¡fuego, fuego!, para ver si así despertábamos de tan magno...

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