Lázaro Azar / Araiza: cosecha dispar

AutorLázaro Azar

Pocas citas bíblicas hay tan socorridas, como aquella de Mateo que dice "por sus frutos los conoceréis"; tras lo presenciado este miércoles en el jubiloso Concierto-Homenaje al gran Francisco Araiza que concertó José Areán en Bellas Artes, su vigencia y certeza se refrendan.

Reconocidos fueron no solamente los cuarenta años de trayectoria internacional del más grande de los tenores que ha dado este país -"tan pródigo en ellos", apuraría Perogrullo- sino, también, fueron presentados a consideración cinco de los frutos del generoso oficio pedagógico de este cantante portentoso, cuya presencia en los más importantes recintos del orbe y colaboración con los directores más importantes de su tiempo le han merecido, más que cualquier medalla, un lugar privilegiado en la Historia de la Música del Siglo 20.

La velada inició con El Maestro abordando uno de sus roles emblemáticos, el Fausto de Gounod, durante cuya primera escena del primer acto brindaría la alternativa -dicho en lenguaje taurino- a Alejandro Armenta, bajo-barítono que entonó el rol de Mefistófeles y que, hasta donde le fue posible, dio justa réplica al refinamiento que distingue a su célebre tío: frases y respiraciones redondas, bien cuidadas, intención en cada una... pero una cosa es lo que se aprende y otra lo que, por ahora, se tiene para dar: este rol precisa de un sonoro bajo-cantante, poseedor de un amplio registro que arrope su emisión con resonantes armónicos de la misma manera que lo hacen las teclas adicionales en un Bösendorfer y ahí (así como también en La calunnia rossiniana), fue donde nos quedó corto. Continuando con el símil pianístico, aún cuando no fuera a hacer sonar todo su teclado, fue evidente que -insisto en el "por ahora"-, su pianito ha de ser de los de seis octavas.

Tampoco puedo decir que las intervenciones del barítono Gerardo Garcíacano y de Marija Vidovic y Joo-Hee Jung hayan sido memorables. El primero tuvo su mejor momento cuando "se creció" durante el dúo de Les pêcheurs de perles que cantó con Javier Camarena y si bien me pareció atractivo el timbre de la coreana, creo que si acaso, este par de sopranos nada más las recordaré por...

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