Entrevista / Laura Restrepo / Hace frente con 'Delirio' a la guerra

AutorOctavio Pineda

REFORMA/ Colombia

BOGOTÁ.- Un grano de arena contra la guerra. En eso desea la colombiana Laura Restrepo que se convierta su obra, Delirio, merecedora ayer del Premio Alfaguara de Novela.

Nacida en Bogotá en 1950, Restrepo publicó en 1993 El leopardo al sol, una combinación de periodismo y literatura que mereció los elogios de su compatriota, el Nobel Gabriel García Márquez.

Miembro de una generación militante, la escritora llegó a México como exiliada en 1984, país donde vivió con intermitencias hasta 1989.

Actual directora del Instituto de Cultura y Turismo de Bogotá, dice sentirse comprometida con el proyecto social del alcalde Luis Eduardo Garzón, un ex sindicalista de izquierda.

El propio Garzón, al enterarse del galardón, aseguró que el Alfaguara será "una caja de resonancia para Bogotá, un valor agregado en lo afectivo, en lo cultural, en lo político".

En entrevista, Restrepo calificó de "muy serio" el reconocimiento que le otorgó ayer un jurado presidido por el Nobel José Saramago.

"Que el presidente fuera José Saramago significa mucho para mí, pues he leído con devoción todas sus obras. Y como ser humano y ser político me quito el sombrero. Es uno de los grandes líderes mundiales en esta lucha contra la política guerrerista del Presidente (de EU, George W.) Bush".

¿Puede su novela, a la que ha definido como "la historia de amor de un hombre que busca obsesivamente a su mujer por entre los meandros de la locura", funcionar como una suerte de catarsis colectiva del alma colombiana?

Supongo que sí, porque es una novela muy metida en la realidad colombiana. La diferencia frente a otras novelas mías es que, al ser una novela sobre la locura, esa realidad está vista a través de la subjetividad.

Toda catarsis tiene un efecto terapéutico, ¿cómo puede contribuir su novela a solucionar el conflicto armado colombiano?

En términos indirectos, desde luego. Eso nunca opera mecánicamente, pero toda manifestación del arte y la cultura es un terreno abierto para el diálogo, la paz y la reconciliación. Ahora que dirijo el Instituto de Cultura y Turismo de Bogotá, hemos podido constatar que donde está el arte y la cultura se obliga a la guerra a dar un paso atrás. En esa medida espero que mi novela ponga un modesto grano de arena.

¿Tiene una novela el poder de cambiar la realidad colombiana? ¿Puede por tanto la literatura cambiar el mundo?

La palabra tiene el poder de cambiar el mundo. Parte de este trabajo del neoliberalismo, que ha sido tan...

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