Ana Laura Magaloni / Remediar la injusticia

AutorAna Laura Magaloni

Si la Corte no hubiese intervenido, era prácticamente seguro que Alberta y Teresa hubiesen tenido que cumplir una pena de al menos 20 años en prisión. Así funciona la justicia penal en nuestro país: una vez que el MP presenta su acusación ante el juez, la maquinaria judicial es implacable. Según datos del INEGI, a nivel nacional, de 1997 al 2007 la tasa de sentencias condenatorias ha oscilado entre 84% y 87% cada año. Esta tasa de éxito claramente no tiene que ver con la altísima capacidad profesional del MP para acusar y defender sus asuntos en juicio. Por el contrario, con una mala investigación y una pobre argumentación jurídica, el MP es invencible en juicio. La tasa de sentencias condenatorias nos habla de un sistema de procuración e impartición de justicia que se quedó atrapado en su pasado, que opera con las inercias burocráticas producto de su historia.

Durante los años del autoritarismo existió una Procuraduría con plenos poderes legales y metalegales para perseguir y acusar a quien decidiese, y un Poder Judicial débil, amenazado y sumiso, que simplemente avalaba cualquier acusación. Hoy, cada vez que un asunto penal toma una dimensión mediática, lo que vemos son los resabios de ese viejo sistema: un MP que no tiene siquiera que armar una historia del caso que haga sentido y un juez que, por más irregularidades en el proceso y sinsentido de la acusación, condena al imputado. Para muestra el caso de Alberta y Teresa: la PGR, como si no tuviera suficiente trabajo con el crimen organizado, decide invertir recursos humanos y materiales para acusar a estas dos mujeres de secuestrar a seis AFI y un juez federal, sin pestañar, avala la acusación imponiéndoles 21 años de presión.

Nada nuevo bajo el sol: las burocracias, con el paso del tiempo, generan un conjunto de prácticas y rutinas que se repiten en forma automática. Nadie las cuestiona. Nadie mira siquiera que existen otras opciones. ¿Cómo hacer que nuestros MP y nuestros jueces rompan con las inercias autoritarias y desarrollen nuevas formas de ejercer su función? Sin duda, la Corte es una institución clave para modificar algunos de los patrones de conducta más arraigados en nuestros jueces penales.

Ése me parece que es el sentido de la magnífica intervención del ministro Zaldívar en la deliberación de la Primera Sala con relación al caso de Alberta y Teresa. Esta decisión, según Zaldívar, tiene dos efectos: "un efecto concreto inmediato que es la libertad de Alberta y Teresa, y esto...

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