Entre Latinoamérica y la reelección

AutorMichael M. Phillips

The Wall Street Journal

WASHINGTON - A medida que se acercan las elecciones en Estados Unidos y los plazos para cerrar las negociaciones comerciales, el presidente George W. Bush podría tener que escoger entre ganar amigos en América Latina y mantener sus amistades en campos de batalla políticos clave, como Florida y Virginia Occidental.

EE.UU. espera que el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, conocido como ALCA, lo ayude a retomar la iniciativa en América Latina, a la que Bush prometió un lugar prioritario en su agenda durante la campaña presidencial. Pero es probable que los latinoamericanos, especialmente el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio da Silva, exijan concesiones comerciales a EE.UU. en los cítricos, el azúcar, el acero y textiles, entre otros, que afectan a estados que son fundamentales en la elección de 2004 para Bush y los republicanos.

Apaciguar a Brasil presentará "un gran obstáculo político para EE.UU.", dice Gary Hufbauer, miembro del Institute for International Economics, un centro de estudios de Washington. "No digo que sea un obstáculo insalvable, pero exigirá un enorme compromiso de parte del gobierno".

Lula se presentó en la campaña como un populista escéptico de que el ALCA fuese a beneficiar a la clase trabajadora de Brasil. Ahora que Brasil se une a EE.UU. a la cabeza de las negociaciones, Da Silva dice que pretende finalizar las negociaciones en enero de 2005. Al mismo tiempo, está insinuando que Bush y su representante comercial, Robert Zoellick, tendrán que recortar subsidios, aranceles y cuotas en áreas sensibles, en especial los productos agrícolas, si quieren su cooperación.

"Le he dicho al presidente Bush que seremos muy duros en las negociaciones", afirmó Da Silva tras una reunión con Bush en la Casa Blanca este mes. "Pero cuando lleguemos a un acuerdo, seremos fieles a nuestros compromisos".

Brasil, sin embargo, parece ser uno de los pocos países latinoamericanos que EE.UU. sigue de cerca. Algunos puestos clave de los departamentos de Estado y del Tesoro relacionados con América Latina están vacantes. Los mexicanos, que al principio habían depositado grandes esperanzas en Bush, están molestos por el estancamiento de una amnistía para los inmigrantes ilegales. Los argentinos piensan que el gobierno estadounidense los ha dejado en manos de los tiburones del Fondo Monetario Internacional, el cual sigue exigiendo estrictas reformas fiscales y bancarias a cambio de ayuda.

Este sombrío panorama, sin...

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