El lado profundo de Rachel Griffiths

AutorIvor Davis

The New York Times News Service

"No creo que te interese porque es televisión", dijo su agente a Rachel Griffiths acerca de un nuevo proyecto. Y agregó astutamente: "Es de Alan Ball".

Claro, Ball -guionista ganador del Oscar por Belleza Americana (1999)- no es un guionista de televisión cualquiera.

"Grité: '¡Alan Ball! ¡Quiero verlo!'", recuerda la actriz australiana. "Me mandaron el guión piloto por fax, y para el momento en que lo había leído, mentalmente ya formaba parte del programa. Era Brenda".

El guión era, obviamente, el episodio piloto de Six Feet Under, la innovadora serie escrita por Ball y transmitida en el canal HBO acerca de una familia disfuncional trabajando en el negocio funerario. En una entrevista por separado, no obstante, Ball dijo que no estaba originalmente a favor de la participación de Griffiths, quien ya había sido nominada al Oscar por la película Hilary and Jackie (1998).

"Me parecía necesario que Brenda fuera estadounidense", dice Ball. "Por lo que Rachel voló de Australia a California pagando su boleto para reunirse con nosotros y me quedé simplemente pasmado. Es muy inteligente, es compleja y es conscientemente agresiva a nivel sexual. Es muy divertida y supe que daría vida al personaje de una forma verdaderamente fascinante".

Eso es lo que ella ha hecho, y con un perfecto acento estadounidense. Brenda es fascinante en un estilo "no quisiera ver pero no puedo dejar de hacerlo", y lo ha sido desde su memorable aparición en el episodio piloto, en el cual sostuvo un agitado encuentro sexual en un clóset de aeropuerto con un hombre al que acababa de conocer en el avión.

Conforme el personaje se ha dado a conocer, Brenda ha resultado ser una ex niña genio, hija de una pareja de psiquiatras manipuladores y hermana de un joven artista sumamente perturbado. El hombre del clóset del aeropuerto es Nate Fisher (Peter Krause), hijo pródigo de regreso a casa de la familia Fisher, dueños de una funeraria ubicada en Pasadena, el conservador suburbio al sur de California.

En la vida real, vestida casual pero elegantemente con una blusa de seda blanca, pantalones entubados y tacones muy altos, Griffiths se ve ultradelgada, ultramoderna y ultrapoderosa, pero para nada tan emproblemada como el personaje al que interpreta.

"Espero que hayan aprendido a quererla", dice riéndose. "No creo que Brenda sea del agrado de todo el mundo, pero creo que lo padre de este programa es que ningún personaje tiene que ser atractivo para todo el...

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