Desde mi Ladera / Biografía Tapatía

AutorJuan López

Don Agustín Yáñez...

Yo no recuerdo qué es lo que andaría haciendo en los corredores de la planta alta del Palacio del Gobierno de Jalisco, lo más seguro es que andaría bobeando o quizá a la caza de mi paisano mexticacanense, el señor don Jesús Cordero Mendoza, quien trabajaba como jefe de ayudantes del Gobernador de Jalisco, licenciado don Jesús González Gallo y quien, la verdad se ha de decir, era el quita pesares de todos los nacidos en Mexticacán.

Ya recordé, yo andaba en lo último, esto es, en procura de Corderito para pedirle un favor; en cuanto le había saludado, de pronto me dijo: - Mira, ahí viene el licenciado Yáñez.

- ¿Quién?

- El licenciado Agustín Yáñez, el hijo de don Elpidio Yánez y de doña Santitos Delgadillo, los de Yahualica.

- El escritor.

- Sí, ése; tiene audiencia con el Licenciado. (Entre los de la pequeña corte, decir el Licenciado en tono especial era referirse al Gobernador González Gallo.

Cordero fue a saludar al recién llegado, quien poco menos que no se percató de ello; el hombrón aquél lo único que hacía era fumar y fumar como si tuviera hijo en la cárcel; por cierto, vestía traje oscuro y fino, pero, parecía que eso tampoco le importaba; daba la impresión que él solamente veía para dentro u que lo que le rodeara le tenía sin el menor de los problemas en su vida.

Por su apariencia física yo supuse que el visitante tendría unos cuarenta y tantos años, no más, era un roble, lo que parecía que tampoco le importaba.

Pasó a audiencia y no supe de qué trataría su plática con don Jesús; luego, al leer los periódicos leí el nombre de don Agustín junto a una lista de próceres educadores, que una vez más estudiaban el tema de la educación media superior; don Agustín traía la voz de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Al pasar los días, el nombre de don Agustín se me perdió del bagaje memorístico, el cual regresó cuando supe que el jalisciense había publicado un libro del que todos hablaban y hasta bien y muy bien; se trataba de la novela "Al Filo del Agua", cuyo epicentro geográfico se escenificaba en el triángulo espiritual de Yahualica, Mexticacán, Nochistlán, lo que me hizo...

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